El presunto 'gal' Miquel viajó a Tailandia para informar a la policía sobre tráfico de drogas
El presunto responsable del comando de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) desarticulado en Barcelona, Ismael Miquel Gutiérrez, en su vertiente como confidente policial llegó, al parecer, a realizar misiones en el extranjero. Efectuó, por ejemplo, un desplazamiento a Tailandia con el objeto de reunir datos para la policía española sobre el tráfico de estupefacientes. Según fuentes judiciales, gracias a sus informes fueron descubiertos importantes alijos de drogas en diversos puntos de España. Estos datos relativizan las informaciones oficiosas puestas en circulación por la policía española de que, en todo caso, Ismael Miquel podría ser el confidente ocasional y particular de algún inspector determinado.Fuentes solventes señalan que gracias a las pistas proporcionadas por Miquel, los grupos antidroga lograron interceptar, entre otros, un alijo de 400 kilogramos de hachís, y localizaron un barco -en el puerto de Barcelona- que bajo la apariencia de una partida de tripas y cordeles transportaba drogas. La nave fue embargada y el cargamento decomisado.
La mayor parte de las informaciones que suministraba Ismael Miquel no las canalizaba, sin embargo, a través de agentes antidroga, sino que su enlace habitual era un inspector del grupo antiatracos.
Paradójicamente, gracias a él este grupo antiatracos llegó a poseer en determinados momentos más datos sobre el tráfico de drogas que el departamento especializado en esta materia. El responsable del grupo antiatracos, Emilio Monge, fue precisamente quien luego testificó en un juicio a favor de Miquel, señalando su condición de colaborador policial.
Cruce de competencias
Algunas de las confidencias de Miquel provocaron fricciones de competencia entre los grupos antidrogas de la Guardia Civil y los de la Policía. La más importante fue la de octubre de 1983, cuando la Guardia Civil intervino el teléfono de un almacén de Ismael Miquel, en el barrio del Carmelo, que normalmente era utilizado por éste para establecer sus contactos. Al parecer, fue por esta vía como la Guardia Civil supo que Miquel iba a realizar una entrega de heroína en el cinturón de Barcelona y pudo proceder a su detención, en octubre de aquel año.Por aquel incidente ha quedado demostrada la relación entre Ismael Miquel y la policía. Aunque ésta intercedió ante la Guardia Civil en favor de su confidente, como la redacción del atestado estaba muy adelantada y las primeras diligencias prácticamente cerradas, no se pudo evitar que el tema entrara en el ámbito de actuación de la justicia.
El sumario siguió un curso normal y se cerró posteriormente, en 1985, tras el juicio, con una sentencia absolutoria basada en que Miquel era un colaborador policial y no un traficante de droga. Esta sentencia, que fue redactada por el magistrado José Luis Barrera Cogollos, de Barcelona, contiene una escueta referencia sobre las rivalidades surgidas entre los dos cuerpos de represión de la droga y recomienda que ambos estamentos coordinen mejor sus esfuerzos.
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