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Dinamarca y la Comunidad Europea

Las reticencias de Dinamarca con respecto a la construcción de Europa no son nuevas. País incorporado relativamente tarde a la Comunidad -se adhirió en 1972, tras un tenso debate, al mismo tiempo que el Reino Unido e Irlanda-, ha manifestado siempre grandes dudas sobre su adhesión a la Comunidad Europea o a los países nórdicos. Aún hoy, es el único Estado miembro que pertenece además a otra organización económica de carácter regional externa a la Comunidad, el Consejo Nórdico, en compañía de Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia.En la última fase del proceso de reforma iniciado en Stuttgart en 1983, relanzado en Fontainebleau un año más tarde y oficiaflzado en Milán en junio de 1985, siempre se ha dejado sentir claramente la oposición danesa a la Unión Europea, que la mayoría de los demás Estados miembros apoyaba. Como Thatcher y Papandreu, el primer ministro conservador danés, Schlüter, había votado contra la convocatoria de una conferencia intergubernamental durante la cumbre celebrada en la capital lombarda.

La cuestión central del actual debate no es, sin embargo, como podría pensarse a partir de los numerosos argumentos intercambiados a favor o en contra de la reforma de la Comunidad, saber si Dinamarca va a permanecer o no en la Comunidad Europea. La pertenencia a la Comunidad, si hay que dar crédito a los últimos sondeos que periódica mente realiza la Comisión, es juzgada como positiva por el 35% de la población danesa, mientras que el 27% estima que es nefasta. ( ... )

Según los términos del Tratado de Roma, es preciso el voto favorable de todos los Estados firmantes para proceder a su modificación. Tras haber pedido la renegociación de este proyecto de reforma, ¿llegará Sclhüter a convocar un referéndum para evitar las consecuencias del voto negativo del Parlamento danés?

Técnicamente, no es una empresa que parezca imposible. Políticamente, la celebración de un referéndum tendría la ventaja de obligar a la oposición socialdemócrata, cuyos diputados rechazaron el texto que les había sido sometido, a mostrar sus divisiones sobre la cuestión europea. A pesar de las encuestas sobre la intención de voto de los electores -las últimas daban una mayoría clara a los partidarios de la reforma-, la operación tiene evidentemente sus riesgos.

, 23 de enero

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