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EL RECONOCIMIENTO DE ISRAEL

Un lento acercamiento

Los primeros contactos oficiales para el establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel se remontan a 1970, cuando Gregorio López Bravo, ministro de Exteriores, acudió a Bruselas para concluir el acuerdo preferencial con la Comunidad Europea. Pero ello no modificó la política de relaciones privilegiadas con el mundo árabe que caracterizó la etapa franquista desde que, en 1949, el nuevo Estado de Israel se sumó al boicoteo internacional contra España. La comunidad judía internacional, a la que Franco intentó acercarse ya en 1945, no olvidó las referencias del régimen a las conspiraciones judeo-masónicas , referencias repetidas aún en el último discurso del dictador, el 1 de octubre de 1975.Sin embargo, ya en 1972 España e Israel comienzan a intercambiar gestos de reconocimiento. Al final de su mandato como presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro autorizó a su ministro de Asuntos Exteriores, José María de Areilza, para que acercase posiciones con Israel; pero la caída de Arias y el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente acabaron con estos primeros contactos. De 1976 a 1979, las declaraciones de Suárez y de su ministro de Exteriores, Marcelino Oreja, fueron una continua contradicción: mientras Oreja apoyaba la apertura de relaciones, Suárez, en sus declaraciones, se oponía, contra la decisión tomada en el congreso de UCD.

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En un principio, el Gobierno de Suárez declaró que se establecerían relaciones cuando algún país árabe reconociese a Israel. En 1977, tras el reconocimiento por Egipto, el España puso otra condición: la devolución por parte de Israel de los territorios ocupados durante la guerra de 1967.

El abrazo de Arafat

Paralelamente, Suárez emprendía viajes a capitales árabes caracterizadas por su política dura hacia Tel Aviv; la fotografía de su abrazo con el líder de la OLP, Yassir Arafat, daba la vuelta al mundo, significando el fin, a corto plazo, de las esperanzas en un inminente establecimiento de relaciones.En 1979, el primer ministro israelí, Menajem Beguin, invitó a Suárez a un intercambio inmediato de embajadores, sin recibir contestación. Ese mismo año, Oreja propuso que Israel tuviese una delegación ante la Organización Mundial del Turismo (OMT), con sede en, Madrid.

Para la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), en 1981, Israel envió a España una representación compuesta por dos embajadores, y se iniciaron de nuevo las conversaciones. En 1982, el entonces presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, mostró su disposición al intercambio de embajadores, pero las matanzas de Sabra y Chatila frustraron el intento.

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A partir del ascenso al poder del PSOE, y en especial desde 1983 se intensifican los contactos. Sé abre la representación israelí ante la OMT y se inauguran los vuelos directos. Hoy, las oficinas de Iberia son la única representación oficial española en Tel Aviv. Por otro lado, el presidente Felipe González se entrevistó en Madrid con el primer ministro de Israel, Simón Peres, en el marco de la Internacional Socialista.

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