Buenas vibraciones.
Dos jóvenes surafricanos -uno blanco y el otro negro- se abrazan durante un concierto de rock, el pasado fin de semana, en Johanesburgo. Tales actos multitudinarios presentan casi las únicas oportunidades en este país racialmente dívidido en las que pueden mezclarse blancos y negros. El mismo día del concierto, Ampie Maisa, el principal dirigente de la comunidad negra de Leandra, al este de Johanesburgo, fue asesinado a puñaladas por unos 10 jóvenes conservadores negros. Maisa, de 58 años, un líder del Frente Democrático Unido, tenía previsto entrevistarse con Chester Crocker, enviado especial norteamericano especialista en asuntos africanos.
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