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Reigi Nagakawa

Ex profesor de literatura inglesa en Tokio, se ha instalado en Sevilla para estudiar a Colón

Reigi Nagakawa nació en Hiroshima en 1928. Con 13 años de edad, justo cuatro meses después de Pearl Harbour, ingresó en la Escuela Militar de Cadetes. Una semana después del lanzamiento de la primera bomba atómica llegaba hasta Hiroshima para atender a su padre, malherido, y comprobar que de su casa apenas si quedaba el cuarto de baño. Hoy todo su interés se cifra en dar una explicación histórica y científica a aquella barbarie, "para lo cual hay que comenzar estudiando a Cristóbal Colón, ya que la historia moderna comienza con el almirante y acaba con la bomba".

Reigi vive en los 25 metros cuadrados más castizos de Triana, en un patio de vecinos de la calle de Castilla atiborrado de geranios y claveles. "Mi imaginación es muy limitada y para escribir necesito ver el agua del Guadalquivir, el puente y las torres de Sevilla nada más levantarme". No es amigo de compañías y apenas si se ha apartado de su tarea: en 1977, para entrevistar a Felipe González para una revista japonesa; en 1982, para intervenir en la asamblea de escritores antiatómicos Interlit 82, celebrada en Colonia; en 1983, para un recital de poesía en colaboración con Pablo del Barco, profesor de la universidad de Sevilla, en recuerdo de las víctimas de Hiroshima; y el año pasado, para interpretar el papel de guardia civil en la película Made in Japan.Especialista en literatura inglesa -tradujo al japonés desde Hamlet hasta el Retrato del artista adolescente-, abandonó la Universidad Metropolitana de Tokio en 1969. "El movimiento europeo del 68 se dejó notar en Japón: en 1969 mi país establecía una alianza militar con los EE UU y se generalizó la protesta estudiantil, reprimida con expulsiones y ceses de alumnos y profesores. Simpaticé con el ideal pacifista estudiantil y preferí dimitir antes de que me echaran".

Su único libro publicado, La política de idiomas, que ya ha alcanzado tres ediciones en Japón, fue producto de su llegada a España, hace ya 15 años. "Las tres cosas que más me impresionaron fueron los emigrantes, el proceso de Burgos y cómo en un solo Estado conviven cuatro lenguas".

Aún vive del dinero de sus traducciones y entiende que la pobreza es tan importante como el no tener influencias para escribir de historia y ser honesto. Parece que le basta con mucho tabaco negro y algo de té frío. Diríase que le cuesta hacer memoria. "Al poco de Hiroshima, cuando todo estaba muy confuso, escapé una noche de la escuela militar para, junto a unos compañeros y un grupo de oficiales fanáticos, organizar la resistencia de Japón". Reigi nunca combatió porque cuando llegó a la base aérea de Tokio ya no quedaban aviones. En Hiroshima, "que era una ciudad parecida a Sevilla", rescató a su padre, que empezaba a perder pelo por los efectos de la bomba, y comprendió que sólo podía dedicarse a buscar la verdad histórica y la paz".

Sus proyectos son acabar el libro sobre Colón cuanto antes y terminar sus días en España.

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