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Un comando de ETA asesina a un ex guardia civil en Lasarte

Activistas de ETA asesinaron ayer en Lasarte (Guipúzcoa) al ex guardia civil y actual jefe de vigilantes de la factoría Michelín de esa localidad, Alejandro Sáenz Sánchez, cuando éste se dirigía a pie a la fábrica, minutos antes de las ocho de la mañana, dispuesto a cubrir su última jornada de trabajo. La víctima, de 58 años, casado y padre de un hijo, cancelaba ayer su compromiso laboral con la empresa tras haberse acogido, junto con otros 93 empleados, a la propuesta de jubilación anticipada. Sus compañeros de la sección de vigilantes le preparaban un ágape de despedida para pocas horas después.Alejandro Sáenz, natural de Garranzo (La Rioja), fue guardia civil durante 13 años, con destinos en Barcelona, Behovia, Irún y Lasarte, hasta el 1 de febrero de 1963, fecha de su ingreso en la empresa Michelín. "Alejandro Sáenz fue guardia civil hace 22 años y a él no le importaba hablar con los policías o con los guardias; eso es a lo único que podrán agarrarse los que han hecho esto", manifestó ayer un miembro del comité de empresa de Michelín.

El atentado tuvo lugar a unos 300 metros de su domicilio, en las inmediaciones de la fábrica, a la altura del estacionamiento de la factoría. No existen testigos de este asesinato, pero los datos recogidos en una primera investigación permiten ofrecer una reconstrucción aproximada de los hechos.

El comando terrorista, compuesto al menos por tres individuos, esperó a su víctima en el interior de un taxi Renault 18 robado una hora antes en Hernani. Dos de los activistas salieron al paso del jefe de vigilantes de portería de Michelín y le tirotearon a muy corta distancia con disparos en la cabeza. Alejandro Sáenz cayó de bruces en la acera con la cabeza destrozada por varios impactos.

La Guardia Civil localizó un total de cinco casquillos de calibre 9 milímetros Parabellum en las pequeñas áreas de césped que separan el estacionamiento de la acera. El cadáver permaneció en el lugar del atentado hasta la llegada del juez, pasadas las 9.30 horas, cuando ya la sangre había empapado totalmente sus ropas y formaba un reguero hasta la calzada.

Una hora antes era liberado en las proximidades de un desguace de coches situado junto al fróntón Galarreta, cerca de Hernani, Manuel Garayar Otegui, de 49 años, el propietario del taxi Renault 18 SS-4979-U, utilizado por el comando en la acción. Los terroristas le abandonaron maniatado y trenzado a un árbol con cuerdas de nailon, tras amenazarle de muerte en el caso de que diera aviso antes de una hora. El taxista manifestó a este periódico que los individuos se apoderaron de su vehículo. Dijeron ser de ETA, eran tres, hablaban euskera, vestían bien y aparentaban entre 25 y 30 años.

Caras cubiertas

"Eran las siete de la mañana y yo estaba en la parada; se metieron en el taxi y me dijeron que estuviera tranquilo, que eran de ETA y que necesitaban el coche durante una hora. Me ordenaron que me dirigiera al frontón de Galarreta y cerca de allí me dejaron atado a un árbol", afirma Manuel Garayar.Posteriormente, asegura que los terroristas no le mostraron sus armas en ningún momento, pero que le amenazaron con tomar represalias contra él en el caso de que no obedeciera puntualmente sus instrucciones. "Hablaban conmigo en euskera, insistían en que no me pasaría nada si yo les obedecía en todo. En realidad", prosigue el taxista, "yo casi no les vi las caras porque, cuando llegaron a la parada, estaba oscuro y la calle está mal iluminada y, además, ellos se cubrían las caras con los periódicos".

Manuel Garayar afirma haber pasado miedo en el corto trayecto entre la parada del taxi y el frontón de Galarreta y mucho frío durante la hora y media en que permaneció atado a un árbol hasta que fue liberado.

El hijo de la víctima, trabajadores de Michelín Lasarte y representantes de las centrales sindicales de esta factoría afirmaron no tener constancia de que Alejandro Sáenz hubiera sido amenazado por ETA y condenaron enérgicamente el atentado.

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