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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Conciertos navideños de López Cobos

Los dos conciertos navideños de López- Cobos y la Orquesta y Coro Nacionales han tenido una gran respuesta de público: con uno (Concierto en mi bemol, de Mozart, y Misa hispánica, de Haydn) se clausuraron las series de abono; con el otro (El Mesías, de Haendel) se atendió a la universidad Politécnica de Madrid, patrona del acto.El Coro de RNE hizo una excelente tarea, así como la orquesta (convenientemente reducidos uno y otra por López Cobos para el oratorio barroco), aunque en ésta se advirtieran faltas de pulcritud en la ejecución (como en los números 8, 19 y 32), y en aquél, momentos de dureza al atacar algunos agudos, como en el coro Y El purificará a los hijos de Leví.

El maestro zamorano tiene una acertada visión global de El Mesías, pues lo entiende fuertemente cohesionado y construido con perfección. No llegó, en cambio, a grandes cotas en lo expresivo. Su versión, en tal aspecto, me recordó la anécdota de Paul Dukas al examinar una partitura que le presentara un joven compositor, porque le dijo: "Está bien, está bien, pero esto son notas; tráigame usted la música".

Obras de Mozart, Michael Haydn y Haendel

Orquesta y Coro Nacionales.Director: López Cobos. Director del coro: Sabas Calvillo. Solistas: Alicia de Larrocha, piano; Ana Higueras, Mabel Perelstein, Suso Mariátegui, Alfonso Echevarría, Linda Russefi, Sarah Walker, Williard Wffite y David Rendalla, cantantes; Montserrat Torrent, organista. Teatro Real, 20, 21, 22 y 23 de diciembre.

Hubo emoción de buena ley en algunas intervenciones solistas, particularmente en la de la estupenda soprano Linda Russell, o el aria de contralto Fue despreciado y rechazado por los hombres que López Cobos ve, con razón, como el Ecce Homo, momento central de toda la partitura, tan dolorido y hermoso, dicha con primor por Sarah Walker. No menos meritoria resultó la intervención del bajo Williard White, todos ellos muy por encima del tenor David Rendalla, de medios más potentes que atractivos.

Larrocha y el otro Haydn

Volvió Alicia de Larrocha con ese su Mozart característico: pulcro, bello de sonoridad, sobrepesado y medido en las dinámicas y tan explicado en la forma como en la textura y hasta en el último diseño. El Concierto k. 482 en mi bemol mayor (1785) une, como dice Girdlestone, "la gracia y la majestad". Hasta en los momentos en que reclama virtuosismo manda siempre la idea musical a la que Alicia sirve con grandeza y penetración. Para la gran pianista catalana -que contó con una atenta colaboración orquestal por parte de López Cobos- fueron las más largas ovaciones.En las relaciones de Haydn con la condesa-duquesa de Benavente, estudiadas por Solar-Quintas, aparece una misa de Michael Haydn que es, sin duda, la denominada Misa hispánica, estrenada al parecer en Salzburgo en 1786 (Anuario musical, 1947). De ella se tienen noticias hace tiempo y Markevitch la tuvo programada, a instancias mías, con la Orquesta y Coro de RTVE. Al final no le satisfizo enteramente la obra -según la edición de Universal, revisada por Sherman- y se pronunció por otra de Haydn, el Grande.

La verdad es que circula con mucha mayor fortuna la Misa Sanctae Crucis, cuyo original se guarda en el conservatorio florentino, reestrenada en 1967 según versión de Ernst Tittel publicada por Doblinger, Viena, el año 1949. Los dos grandes estudiosos y catalogadores de la obra del hermano de José Haydn, Karl Pfannhauser y Antón María Klafsky, han establecido el cómputo de la producción existente de Michael y parecen de acuerdo en el carácter netamente eclesial de las misas, tan austero como hemos podido comprobar en su Misa hispánica. Dificil se presenta su inclusión en la era de la sensibilidad (Empfindsamkeit) cuando sirven con mayor intensidad y formalidad a la devoción religiosa que a la expresión de los afectos.

López Cobos ha montado con criterio justo y clara realización la extensa página, con la colaboración de los solistas Ana Higueras, soprano; Mabel Perelstein, mezzo, Suso Mariátegui, tenor, y Alfonso Echevarría, bajo, todos acertados en la línea oratorial de un empaque sin deformación, de una gravedad sin trascendentalismo. Muy bien el coro, preparado por Calvillo, y la organista, Montserrat Torrent.

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