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El régimen argelino afronta el desafío de la oposición en vísperas del congreso del FLN

El régimen argelino ha iniciado los preparativos del próximo congreso extraordinario del Frente de Liberación Nacional (FLN, partido único), que está previsto que comience el próximo día 24 en Argel, en medio de una serie de procesos judiciales contra presos políticos y ante el desafío de voces cada vez más potentes de la oposición en el exterior, encabezada por el ex presidente Ahmed Ben Bella y por el jefe del Frente de Fuerzas Socialistas, Hocine Ait Ahmed.

El congreso del Frente de Liberación Nacional ha sido convocado con carácter excepcional para alcanzar, como último paso dentro del peculiar proceso de participación, una reforma de la Carta Nacional, credo ideológico de la revolución árabe-socialista argelina. Hasta la fecha, según las cifras oficiales facilitadas por las autoridades, un total de 400.000 personas, entre militantes, cuadros y jefes del partido, ha dado ya su opinión acerca del nuevo texto.La reforma, término que las autoridades argelinas omiten y sustituyen por "enriquecimiento", supone un tímido paso más en el lento proceso liberalizador puesto en marcha en los últimos tiempos por el presidente, Chadli Benyedid.

Tras la reforma de la Carta, que aparentemente otorgará un mayor margen de maniobra a Benyedid en sus decisiones y que permitirá recurrir al sector privado para incrementar la producción, se esperan cambios en la cúspide del poder, concretamente en el Gobierno, en la dirección del FLN y en los sectores privilegiados de la Administración.

Sin embargo, esta expectativa de cambio no parece que vaya a ir acompañada de flexibilidad del poder ante las crecientes protestas políticas, especialmente en el interior del país, donde se persigue a todas aquellas personas que muestran sus discrepancias al margen y contra la todopoderosa dirección del FLN.

Dos procesos

De hecho, desde el pasado día 15, un tribunal de orden público de Medea, ciudad situada a 91 kilómetros al sur de Argel, tiene sentadas en el banquillo, bajo la acusación de atentar contra la seguridad del Estado, a 23 personas, entre ellas los máximos representantes de la Liga Argelina de Derechos del Hombre (organización perseguida en este país por negarse a someterse a la disciplina del FLN), y miembros de los llamados Comités de Hijos de Chuada (mártires de la guerra de la independencia).A este proceso, que se está celebrando bajo impresionantes medidas de seguridad y dirigido por un tribunal asesorado por dos jefes militares, hay que añadir un segundo, fijado para hoy, contra otro grupo de personas, supuestamente vinculadas a Ben Bella y detenidas con posterioridad a 1983, a las que se acusa de atentar contra la seguridad del Estado.

Estos dos procesos, en vísperas del congreso del FLN y cuando ya los hoteles de Argel anuncian el completo para esas fechas, no alcanzarían su dimensión actual si entre los acusados no figurasen personas de peso político o vinculadas a la misma lucha por la independencia, como es el caso de los seguidores de Ben Bella, primer presidente de este joven país, o de personas como Alí Yahia, ex secretario general de la Unión General de Trabajadores Argelinos (UGTA), o Ait Hamuda, hijo del mítico coronel Amiruche.

El régimen argelino, pese a las dificultades que le está creando la oposición interna, tiene centradas sus preocupaciones desde hace algunas semanas en las actividades en Europa de los opositores, primero en España, con declaraciones de Ben Bella, y, hace unos días, en el Reino Unido, con un acto político del ex presidente argelino y el dirigente socialista Ait Ahmed.

Observadores occidentales estiman que las declaraciones de Ben Bella y Ait Ahmed pueden provocar un endurecimiento del régimen con el fin de dejar bien claro que no tiene intención de facilitar el pluripartidismo.

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