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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 'cáncer' del duque de Badajoz

En EL PAIS del domingo 8 de diciembre aparece un artículo, firmado por Inmaculada de la Fuente y espléndidamente ilustrado, sobre unas narraciones que hace don Luis Gómez Acebo, duque de Badajoz, acerca de su enfermedad, que -¡cómo no!- fue diagnosticada y curada en Estados Unidos. Como está narrado por un profano en medicina y habla de curación de su cáncer, interesa que la población verdaderamente cancerosa española que lea ese prestigioso diario sepa a qué atenerse respecto a unos cuantos extremos: -1. Un linfoma, en términos genéricos, no es un cáncer en sentido estricto. Los linfomas malignos son otra cosa que bien puede tener consecuencias tan catastróficas si no se actúa profesional y responsablemente, pero que pueden curar cuando un médico consciente haga el diagnóstico, natural y obligadamente, por biopsia. Si él tuvo inicialmente la desgracia de que no se la hicieran pronto se debe exclusivamente no a haberse hecho ver en Estados Unidos, sino a la falta de responsabilidad profesional del médico o médicos que le tuvieron como paciente en Espafía. En Estados Unidos también hay entre el vulgo médico profesionales que no merecen tal nombre.

2. Como el duque de Badajoz dice que luchó con el cáncer en Estados Unidos, cualquier auténtico canceroso, más o menos indigente, que no pueda acudir a esa meca caerá en la desesperación porque pensará que su condena a muerte bajo la feroz patología cancerosa depende de su penuria económica.

3. En España hay, en cualquier hospital moderno, condiciones para diagnosticar, tratar y curar un linfoma maligno.

En cuanto al cáncer (que el duque no tuvo), la cuestión es distinta y se aparta de los límites de una polémica periodística, ya que la variedad de formas anatómicas -relacionada de cerca con su ca pacidad de difusión e invasión, así como su resistencia a quimioterapia, etcétera- es extraordinaria. Decir "curé de mi cáncer" no es decir nada generalizable, y eso es punto clave que debería haber hecho no apto para su publicación en tan formidable escaparate como es EL PAIS, a toda plana y en primer plano, el artículo comentado, que sin duda habrá sumido en zozobra y angustia a los cancerosos españoles.

4. No quiero inferir al duque de Badajoz la ofensa de que su artículo haya sido suscitado para hacer una propaganda gratuita al doctor Hernán Cortés, pero en España hay numerosos internistas y especialistas en oncología que son asimismo capaces de curar linfómas malignos y hasta ciertas formas de cáncer de órgano.

5. Volviendo a conceptos ini-

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ciales, no sólo hay que considerar inconveniente el artículo del duque de Badajoz, sino antipatriótico y vejatorio para la profesión médica española, ya que si su médico español es incompetente (no sé quién es), no se justifica que publique su caso como ejemplar para los cancerosos españoles y se descubra ahora que tienen abierta la ruta de Colón para pervivir.

6. EL PAIS debería tener un competente comité o consejo de recepción y admisión para las publicaciones que llegan a sus oficinas con ánimo publicitario o sin él, pero que van en detrimento injustificado de una profesión como, en este caso, la médica española, cuyo punto de arranque es la incompetencia de unos médicos que vieron de primera al duque de Badajoz.-

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