Líbano intenta evitar la retirada de los 'cascos azules'
La reciente decisión del Congreso de Estados Unidos de reducir en casi un 50% su subvención a la fuerza de la Organización de las Naciones Unidas destacada en el sur de Líbano (FINUL) ha movilizado a la diplomacia libanesa y a los jefes de algunas milicias para tratar de evitar que la medida norteamericana acabe dando al traste con la presencia de los cascos azules a lo largo de la conflictiva frontera con Israel.
El ministro libanés en funciones de Asuntos Exteriores, Fuad Turk, viajará este mes a la Unión Soviética para intentar recabar un mayor apoyo de Moscú en este asunto; previamente a su desplazamiento, convocó el viernes al embajador estadounidense en Beirut, Reginald Bartholomew, que al término del encuentro hizo hincapié en que la FINUL constituye un elemento de estabilidad en el sur de Líbano.A pesar de esta declaración apaciguadora del diplomático norteamericano, el Gobierno libanés sospechaba que el ahorro de 18 millones de dólares (unos 2.800 millones de pesetas) aprobado por la Cámara alta de EE UU conviene a la Administración del presidente Ronald Reagan, que satisface así al lobby judío en su país y a Israel, reticentes ante la FINUL y rotundamente opuestos a su despliegue hasta la frontera septentrional del Estado israelí. "Una nueva venganza de EE UU", titulaba, por ejemplo, ayer el diario izquierdista beirutí Al Liwa.
En la práctica, la restricción presupuestaria votada por el Congreso en Washington significa que EE UU dejará de subvencionar a la FINUL a partir d abril del año próximo, y que para que siga en pie esta fuerza de interposición, de 5.500 hombres, cuyo déficit acumulado en sus siete años de existencia asciende a 250 millones de dólares, los nueve países que le suministran contingentes militares deberán consentir un mayor esfuerzo financiero. Si para Francia o Italia esto parece posible, para Ghana, Nepal o las islas Fiyi resulta inimaginable.
La decisión norteamericana ha coincidido -sin que por ello guarde relación alguna- con el ametrallamiento de un helicóptero del contingente italiano de la FINUL por los guardias de la residencia del embajador Bartholomew, que temieron que pudiese estar pilotado por un suicida.
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