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Bob Astles

El aventurero profesional y antiguo hombre de confianza del dictador ugandés Idi Amín vuelve al Reino Unido después de 34 años

Bob Astles, en un tiempo hombre de confianza del entonces dictador de Uganda, Idi Amín Dada, es el clásico ejemplo de aventurero profesional que ha producido el colonialismo europeo en África. Sus enemigos le acusan de que durante su etapa como jefe de la todopoderosa oficina anticorrupción se produjeron varios asesinatos y desapariciones de personajes ugandeses. Pero a su llegada al Reino Unido el pasado domingo, después de pasar años en la cárcel, Astles niega que tenga "las manos manchadas de sangre".

"Ahora que estoy libre aclararé todas las situaciones", ha manifestado a la Prensa londinense. Astles, de 63 años, es ahora apátrida, ya que la condición puesta por las autoridades de Kampala para liberarlo fue que renunciara a esa nacionalidad ugandesa que adquirió en 1973. Un diputado conservador ha pedido que no se le vuelva a conceder la ciudadanía británica hasta que se aclare el asesinato de un súbdito del Reino Unido por miembros de la oficina anticorrupción de Amín.Funcionario del entonces servicio colonial británico, Astles fue enviado en 1951 a Uganda como supervisor de obras públicas. Al producirse la independencia de Uganda 11 años después, Astles, que haciéndose pasar por ex piloto de la RAF había conseguido la confianza de la elite nacionalista del país -entre otros, la de su primer presidente, Milton Obote, y la de Idi Amín-, decide permanecer en Kampala en lugar de repatriarse al Reino Unido. Con sus ahorros, compra un viejo avión y funda la Uganda Aviation, precursora de la Compañía Aérea Nacional Ugandesa. En 1963 entra en la televisión nacional, donde, poco después, Obote le nombra director general. Tras el golpe de Amín, éste le pide que continúe en su cargo, pero Astles, entonces partidario de Obote, se niega. Amín lo encarcela durante tres meses.

Durante cuatro años, Astles vive en su granja a orillas del lago Victoria, hasta que en 1975 Amín le pide que se haga cargo de nuevo de la compañía aérea. A partir de entonces, Astles se convierte en el hombre de confianza del siniestro personaje y desempeña varios puestos clave, entre ellos, el de jefe de la oficina anticorrupción, cargo en el que nombra y desnombra a su antojo a los altos cargos de la policía y el Ejército.

En sus declaraciones a la Prensa, al llegar a Londres, Astles ha sido un ejemplo de Pura contradicción en cuanto a sus relaciqp nes personales con el dictador. Mientras unas veces ha afirmado que a Amín le veía sólo ocasionalmente, en otras ha presumido de ser realmente su único hombre de confianza. "Como yo era blanco, era la única persona de la que se podía fiar de que no iba a por su cargo ni a por su vida".

Astles ha pretendido desmentir las cifras de personas asesinadas, estimadas por Amnistía Internacional en unas 200.000. Para él, sólo fueron liquidadas unas 7.000, lo que dentro del contexto de las luchas tribales africanas "no es una cifra exagerada".

Las historias que ha contado en varias entrevistas sobre los sucesos de Uganda durante el régimen de Amín, ahora exiliado en Arabia Saudí, son para estómagos fuertes. Quizá la más siniestra se refiera a la muerte de Kay, una de las cinco mujeres del dictador y la más poderosa. Kay murió cuando su amante, que era su médico, la estaba practicando un aborto. Horrorizado ante las perspectivas de enfrentarse a Amín, el médico cortó el cuerpo de Kay en pedazos y lo introdujo en un saco. Cuando iba a abandonar la clínica, se dio cuenta de que estaba rodeado por la policía secreta de Amín y optó por envenenarse. Furioso por el engaño, Amín mandó coser el cuerpo de su mujer trozo a trozo, lo depositó en una cama y mandó desfilar a sus restantes mujeres y a sus 50 hijos ante los restos, mientras exclamaba: "He aquí el castigo de Alá a una mujer cristiana".

Asties, quien manifestó el lunes, después de una conversación telefónica con Amín, que el dictador estaba dispuesto a volver a Uganda, se refugió en Tanzanía tras su caída, pero el Gobierno tanzano le devolvió a Uganda, donde fue juzgado y condenado por asesinato.

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