El padre del desaparecido confía en que la justicia esclarezca definitivamente el caso

Miguel Zabaltza, de 68 años, padre del hasta ahora desaparecido Mikel, vio a su hijo por última vez el 9 de noviembre cuando éste llegó a Orbaizeta, donde reside la familia, en el Pirineo de Navarra, para celebrar el cumpleaños de la amatxo (madre). "Ese día fue la última vez que estuvimos con él aunque después hablamos por teléfono días antes de su detención", afirma Miguel Zabaltza, una persona que dice tener fe en la justicia y que cree que se conocerá definitivamente lo que ha pasado realmente.Para sus familiares, la versión de la Guardia Civil, según la cual Mikel huyó esposado de varios miembros de la Guardia Civil, "es lisa y llanamente mentira". "Es", agrega, "una película que se han montado porque algo tienen que decir, ya que ellos se lo llevaron. ¿Dónde lo tienen? Nosotros no lo sabemos". Los familiares del joven desaparecido temen que a Mikel haya podido ocurrirle lo peor. "Pensamos", dicen, "que le hyan torturado y que haya muerto. Ésta es la posibilidad que barajamos continuamente". Los familiares de Mikel han rastreado hasta la extenuación y sin éxito la zona donde, supuestamente, se fugó.

"Hemos preguntado caserío por caserío y recorrido borda a borda (cabaña de pastores) y nadie sabe nada y no han visto nada. Tampoco creemos eso que dicen que se arrojó a las aguas del río Bidasoa esposado para huir, sencillamente, porque él no sabe nadar", explican sus familiares. Éstos añaden que a su novia, detenida en la misma redada, "le pegaron hasta dejarle como un cromo".

Mikel, de 32 años, -cuyo caso es comparado por sus familiares con el de Joseba Arregui, presunto etarra muerto en 1981 tras permanecer varios días detenido- es el mayor de nueve hermanos. Desde hacía cinco años trabajaba como conductor en los autobuses urbanos de San Sebastián.