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EL SÍNODO, EN LA RECTA FINAL

El grupo de obispos de lengua alemana, el más conservador

Juan Arias

El sínodo de obispos, iniciado hace 10 días, debatirá hoy el texto del mensaje que obispos y cardenales han decido mostrar a todos los católicos. Entretanto, comienzan a conocerse los primeros datos de las discusiones a puerta cerrada de días pasados. Uno de ellos refleja que el grupo más conservador ha sido el que congregó a los obispos de lengua alemana.Cada grupo ha insistido en algunos puntos más específicos, aunque ha habido algunos comunes denominadores. Por ejemplo, que es necesario dar a conocer mejor el concilio "en sus textos íntegros"; y que hay que insistir más en la teología de la cruz, aunque la interpretación de este concepto varía de episcopado a episcopado.

Para los defensores de la teología de la liberación, la imagen más plástica de la Cruz es la de los pobres y oprimidos del mundo. Para otros, se trata más bien de una vuelta al valor del sufrimiento y de una contraposición a la nueva teología suramericana.

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De todos los grupos de obispos, que se reunieron por lenguas comunes, se ha distinguido por un mayor sentido restaurador el de la lengua alemana, al que se habían sumado los obispos polacos invitados por el Papa y algunos de los países comunistas. Para este grupo, a pesar de que el concilio supuso "una importante fase histórica", sin embargo se ha infravalorado la presencia de Dios en el mundo. Se ha hablado así poco de los santos, opinan. El concilio provocó un mayor diálogo entre la Iglesia y el mundo, pero también "puso excesivo énfasis sobre los valores humanos". Se ha hablado mucho en el posconcilio de Iglesia de servicio, pero se sigue discutiendo, dijeron en este grupo -en el que participó el cardenal Joseph Ratzinger-, sobre quién debe tener mayor poder en la Iglesia.

Se ha discutido mucho de la Iglesia y de sus estructuras, pero se ha hablado poco de Cristo y hay como una decepción entre los cristianos "por el silencio de la autoridad frente a los abusos", según los obispos de lengua alemana. Y se ha impuesto también un pluralismo doctrinal, moral y disciplinar que según el grupo alemán "nada tiene que ver con el concilio". Se advierten también "tensiones virulentas en campo doctrinal y moral", sobre todo en la moral sexual, y se enseñan doctrinas que, según ellos, no están de acuerdo con el magisterio y donde "cada uno acaba eligiendo su moral propia".

El grupo alemán ha propuesto como remedios para salir de tal atolladero: dar mayor importancia a la dimensión de la santidad; mayor espacio a la fe; mayor esperanza a la gente pero "sin confundirla con el optimismo". Como también se deberá condenar el concepto de "Iglesia popular", divulgado en Nicaragua y "aparecer siempre unidos ante la opinión pública".

Los alemanes han hecho además un hallazgo semántico: en el concilio, como también en el nuevo Código de Derecho Canónico, no aparece nunca la palabra "colegialidad" de la que tanto se ha debatido en este sínodo. Según ellos, en los textos se habla sólo de "colegio" y "colegial", pero nunca de "colegialidad".

Pero sin embargo, otros grupos, como los de lengua inglesa, española o francesa, han pedido que se estudien mejor los aspectos teológicos, canónicos y disciplinares de las conferencias episcopales para poder darles mayor peso.

Los franceses han insistido además en "la opción preferencial de la Iglesia por los pobres", aunque han añadido que los pobres no están sólo en América Latina y que no son pobres sólo los que padecen de hambre, sino también quienes carecen de libertad.

El grupo de lengua italiana, al que se había añadido curiosamente el primado polaco Joseph Glemp, ha pedido que el sínodo acabe haciendo una especie de profesión de fe en "la actualidad, validez y continuidad" del Concilio Vaticano Il.

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