Jerónimo Saavedra califica de "retrógrados e inmorales" a los 'insularistas'

El socialista Jerónimo Saavedra, presidente del Gobierno autónomo de Canarias, calificó el pasado viernes a los insularistas de "retrógrados e inmorales" por considerar que son enemigos del proyecto regional integrador que defiende su Ejecutivo. Saavedra formuló esta acusación durante una conferencia pronunciada en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, ante políticos, empresarios e intelectuales, pocas fechas después de constituirse una federación de organizaciones políticas insulares que ha alterado el mapa electoral de Canarias.

El presidente autónomo entiende que quienes enfrentan el concepto de isla al de región no hacen sino "defender los intereses más retrógrados, que tratan de disimular sus intenciones introduciendo a los sectores menos conscientes del pueblo canario en una espiral de enfrentamientos que les permita seguir ejerciendo el escaso poder que les queda con la más absoluta de las inmoralidades; la inmoralidad de apostar por la frustración, por el estancamiento, por el caminar en contra de la historia". Jerónimo Saavedra señaló que dicho planteamiento está condenado al fracaso porque "son cantos de sirena del sectarismo insular que no son escuchados ya sino por sectores minoritarios del pueblo canario".Saavedra defendió su tesis de que la región es posible y propuso para ello asumir la condición insular como base de contraste de una identidad regional con siete dimensiones particulares.

También señaló que, a pesar de que "determinados grupos económicos y medios de comunicación se empeñan en promover en las islas una corriente estéril de pensamiento y acción, se está decantando un proceso de madurez colectiva que apuesta por la unidad regional".

Retos importantes

En su opinión, 30 años después de los orígenes del más reciente fenómeno autonómico en Canarias, las islas encaran cuatro retos importantes para su futuro: el final de proceso de transferencia, la integración en la Comunidad Económica Europea (y, como consecuencia, la reforma de su régimen fiscal), la reorganización de la administración pública canaria (conocida popularmente por ley de cabildos) y la consolidación de las instituciones autonómicas.Precisó que su Gobierno aprovechará la reforma de la administración canaria para "reducir a la mínima expresión los resabios del pleito insular". Negó que pretenda vaciar de contenido los cabildos, corporaciones históricas, pero elevó el tono para reprochar a los sectores sociales y políticos que emplean el insularismo "hasta el extremo de la histeria".