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Entrevista:ELECCIONES GALLEGAS

Manuel Fraga : "Galicia será una romería para la Coalición Popular"

"La iniciativa de mi retirada la voy a tomar yo" - "Desde que se hizo la crisis de Gobierno estamos en fase electoral"

Incluso gentes que le quieren bien opinan de Fraga que va como una moto. "Es verdad, y tienen razón; lo que ocurre es que como no ha inventado nadie, más que sobre el papel, al hombre de Estado perfecto, pues yo por lo visto circulo como el menos malo de los que han podido encontrar". Al menos, le habrán aconsejado que se muestre más pausado durante esta campaña electoral gallega: "Eso sí; me pide todo el mundo que hable más despacio, que no me coma las palabras, y es un defecto que ten go, como creo que tengo algunas virtudes. Y tan es así que atiendo estos consejos, -y hablo cada vez más pausado, de anera que ahora me acusan de que he pactado, cuando lo que pasa es que procuro hacer caso a los que me dicen, con razón, que hable más despacio". ¿Quieren quienes diseñan la estrategia de AP -que su talante se parezca al de Churchill, o al del bávaro Strauss? "Yo creo que no hay dos carreras políticas iguales; tomar modelos distintos no es bueno. Yo jamás intento . representar papeles, esas interpretaciones teatrales son ajenas a mi temperamento. Ayer sin ir más lejos, recibí uno de los muchos papeles que me mandan afiliados entusiastas, y me decía hasta a qué camisero debo ir; pero tengo uno desde los años cuarenta. ¿Para qué voy a cambiar?".Pregunta. Hay quien dice que las elecciones gallegas son la gran oportunidad, pero también la última oportunidad política, para Manuel Fraga.

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Respuesta. Eso mismo se decía ya en 1981, y son las clásicas bobadas. Hoy mismo puede usted leer en La Vanguardia que las elecciones gallegas son las primarias de las nacionales, cuando hace una semana los mismos que inspiran ese artículo decían todo lo contrario, que tienen que limitarse a ser solamente elecciones gallegas. Yo creo que ésas son maneras de hablar parciales, y que Galicia será una gran ocasión de demostrar que seguimos adelante, que somos el partido más importante de España en Galicia y en el resto, y se va a demostrar muy pronto, y todas las demás interpretaciones que las haga quien quiera.

Especulaciones

P. Los socialistas gallegos aseguran que podrán llegar a gobernar, llegando a pactos poselectorales con fuerzas como Coalición Galega, el CDS o Esquerda Galega.R. En este momento se ve muy claro que en Galicia, por razones distintas, todo el mundo nos ha designado como el enemigo a abatir. Los socialistas, por unas razones, porque todos saben que una gran victoria de Coalición Popular allí afecta a las futuras elecciones nacionales; los que están luchando por reconstruir el llamado centro, porque nosotros somos el centroderecha y ocupamos ese espacio en Galicia.En todo caso, con eso el socialismo ha demostrado una vez más su oportunismo, que se ve todos los días en su política económica y exterior, y en todo lo demás. Además, tiene mucha gracia que los socialistas digan eso al mismo tiempo en que, por otra parte, el señor Roca, en una de sus típicas piruetas, se permita decir que lo que va a pasar en Galicia es una gran coalición entre los socialistas y nosotros. Todo eso tiene poco que ver con la realidad, que es que nosotros vamos a ganar por mayoría absoluta. Por tanto, lo demás son especulaciones con la exclusiva finalidad de engañar a alguien; pero, desde luego, a nosotros no nos van a engañar, y a los gallegos tamp9co.

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P. ¿AP no ha pensado nunca en ese tapado que denunció recientemente Alfonso Guerra?

R. Esa pregunta sí me molesta. Usted sabe perfectamente que el señor Guerra sólo iba a Galicia a insultar y a intentar soltar mensajes, que luego le han salido mal. Como luego se ha aclarado, se quería hacer ver que Albor, una figura inmensamente popular, dejaría el paso a otra persona menos popular. Yo no puedo sentir por esas declaraciones nada más que una palabra, ya usada por Pompidou: desprecio, desprecio y desprecio.

P. Suponiendo que ustedes obtuviesen un buen resultado en las elecciones gallegas, ¿serviría ello para reforzar los lazos de la Coalición Popular, superando los desajustes que parecen haber surgido últimamente, como, por ejemplo, en Cantabria?

R. La Coalición Popular tiene una vida próspera y un porvenir muy claro; por supuesto, hay incidentes aquí y allá. Pero no cabe duda de que, como dicen los ingleses, nada tiene tanto éxito como el éxito. Nuestro éxito en Galicia será bueno para todo, también para que si, como usted dice, hay algún problema, mejore. El tema de Cantabria viene de atrás, -porque se ha ido restableciendo el equilibrio natural, después de un equilibrio poco natural que se creó tras las elecciones de 1983, cuando grupos minoritarios de la Coalición pretendieron volver a una situación anterior a las elecciones. Esa situación ya se ha resuelto, aunque naturalmente de vez en cuando surge alguna pequeña dificultad, pero creo que se superarán próximamente.

Bipartidismo

P. ¿Cómo cree que quedará el mapa político tras las elecciones gallegas?R. Las elecciones gallegas son un paso más en un proceso que está en marcha desde las anteriores elecciones autonómicas de 1981. Entonces en Galicia y en 1982 en Andalucía quedó claro lo que luego iban a consolidar las elecciones generales de 1982 y las municipales, y autonómicas de 1983. Es decir, que hay una tendencia clara en España hacia el bipartidismo, aunque, como ocurre siempre, sea un bipartidismo imperfecto. Pero el que haya dos partidos básicos que orienten fundamentalmente las tendencias derecha-izquierda o, si se quiere, en este momento, centro-derecha y centro-izquierda, es un proceso natural y positivo, porque da la casualidad de que se produce en los países más maduros políticamente, se da más fácilmente en Gran Bretaña o Estados Unidos que en Italia o la misma Francia. Y es lo cierto que parece un modelo de coche mejor para circular en él. Ésa es la tendencia, Galicia la va a confirmar y eso es bueno.

P. Las últimas declaraciones de Miquel Roca, claramente hostiles a la Coalición Popular; lo que está ,ocurriendo en Baleares, con los movimientos de los reformistas de Unión Mallorquina, y lo que pueda ocurrir con los pactos poselectorales en Galicia, ¿no son síntomas que podrían deteriorar las posibilidades de llegar a la mayoría natural que usted propone desde hace tiempo?

R. Lo que deterioraría, naturalmente, es el poco crédito que le queda a una operación residual como la reformista, que se está acabando de destruir a sí misma con todas esas declaraciones; dicen una cosa en Baleares, otra cosa en Galicia, y en ninguna de las dos partes tienen fuerza para decir nada.

P. Si ustedes obtuvieran en Galicia lo que realmente pudiera ser calificado como un buen resultado, ¿podría acelerar eso sus ideas de presentar una moción de censura?

R. ¿Por qué no? O ¿por qué sí? La moción de censura tiene su dinámica propia, que está en función de los resultados generales de una gestión. Pero, evidentemente, como he dicho antes, nada tiene tanto éxito como el éxito y, naturalmente, lo tendremos en cuenta para todo.

P. Tras las elecciones gallegas, aparece en el horizonte un acto políticamente importante, como es el debate parlamentario sobre seguridad y política exterior. En relación con esto, y tras su reciente entrevista con el presidente del Gobierno, cabe decir que da la impresión de que usted parece ya resignado a lo inevitable, es decir, que el referéndum se celebrará.

R. Primero, lo único que se clarificó en la reunión con el presidente es que el debate se va a celebrar, en la primera quincena de diciembre. Segundo, que en este debate va a intervenir personalmente el presidente del Gobierno, y yo mismo también me propongo hacerlo, y tercero, que de ahí saldrán clarificaciones, esperamos que definitivas, sobre los proyectos del Gobierno en relación con la OTAN. Yo tengo ahí cuatro carpetas acerca de lo que ha dicho el Gobierno sobre ese asunto, y lo ha dicho todo: blanco, negro, amarillo, verde... Es de suponer que ahora diga: "Éste es mi arco iris final". Nosotros insistiremos en que ya es hora de una clarificación definitiva, y parece ser que el Gobierno está en esa idea, pero nosotros aún no conocemos las últimas cartas.

Por otro lado, en el tema del referéndum yo no estoy resignado a nada; por el contrario, yo sostengo que, mientras un acontecimiento no sea definitivo, todo aquel que crea que una cosa es nociva tiene la obligación de hacer lo posible para que no ocurra. En este caso, la última palabra la tiene el Gobierno. No me atribuya usted segundas intenciones; en este asunto, yo soy el que siempre ha dicho lo mismo. He dicho que no hay hoy ningún país, por grande que sea, que pueda defenderse solo, y esta tesis ha sido finalmente reconocida por el presidente del Gobierno, que había dicho exactamente lo contrario en algunas ocasiones.

Nosotros creemos que, una vez que se ha rectificado lo esencial, es decir, se ha reconocido que es mejor estar en la OTAN, ahora hay que entrar con todas las consecuencias. El empecinarse en mantener el referéndum es una grave equivocación; no es un problema de Estado, sino de credibilidad del Partido Socialista, y por ello el referéndum deben pagarlo de su bolsillo. Sentado eso, tengo que decir lo mismo: es obvio que nosotros, si a pesar de todo se sigue manteniendo la idea, a mi juicio absurda, equivocada, cara, inoportuna, de convocar el referéndum, nosotros no vamos a decir que votaríamos que no. Eso sería absurdo. Nosotros, si viene una pregunta potable, que no cierre el futuro y que no suponga, ni mucho menos, una aprobación general de esta política exterior cambiante que sigue el Gobierno, si nos dan espacio gratuito en televisión, diremos que se vote. Pero no haremos campaña a favor. Ni mucho menos haremos una campaña de infarto, como son todas las mías, porque yo me juego el tipo en todas ellas.

Programa

P. ¿Cómo encaran ustedes el día siguiente al 24 de noviembre, cuando se abre nuevamente una fase electoral?R. Desde que, en junio o julio, se hizo una crisis de Gobierno sin explicación pública ni parlamentaría, es evidente que estamos, se quiera o no, en un período electoral. Y, naturalmente, yo no tengo la culpa de que eso quede ilustrado por un sistema mal coordinado de elecciones: las gallegas, el referéndum, si se celebra -que yo deseo que no-; las andaluzas, que ya tienen fecha; las europeas... En fin, esto es así y, por tanto, lo que ocurre es que la primera campanada que sonará en ese festejo es la gallega, y me atrevo a llamarla así porque creo que será una buena romería para Coalición Popular. Por tanto, el día siguiente a las elecciones' gallegas será un paso más, y empezaremos a hablar de Andalucía. ¿Qué otra cosa quiere usted que hagamos?

P. Pues, a lo mejor, ajustar un poco el que será su programa electoral en función de las tendencias del electorado gallego.

R. El programa está ya básicamente en marcha, y nuestras ideas no van a variar fundamentalmente, como es lógico. Galicia influirá sobre todo en la clarificación de hechos, en las famosas teorías de los falsos techos; todo eso va a quedar pulverizado allí. En cuanto a ideas, tenemos las nuestras desde hace tiempo, y no hacemos marketing electoral; eso es lo que ha hecho el PSOE, y ahí están los resultados: ni una promesa cumplida, salvo, por lo visto, la del referéndum.

P. ¿Lo mismo vale para el séptimo congreso nacional de AP, que tendrá lugar en febrero? ¿Está ya todo delineado? '

R. Eso no es así. Si el séptimo congreso decide elegir otro presidente, otro secretario general, otros vicepresidentes, ya se verá lo que pasa. Pero si las cosas van como queremos, y si Galicia nos da un razonable empujón de ánimos hacia arriba, pues es muy probable que el séptimo congreso sea una amplificación importante de lo hecho hasta ahora. Yo, en todo caso, no puedo prever lo que será el congreso.

P. Una pregunta tal vez molesta, pero inevitable. ¿Considera la posibilidad de que un octavo congreso nacional de AP elija un nuevo presidente del partido?

R. Hombre, claro; acabo de decirle que el séptimo congreso también puede hacerlo; ya me había adelantado yo a su pregunta. Bueno, usted me ha hecho una pregunta y yo la he respondido. Los congresos nuestros son serios y, naturalmente, pueden elegir un presidente cuando quieran. Pero, por ahora, tengo la sensación de que la iniciativa ésa la voy a tomar yo, que creo que tengo la confianza de la inmensa mayoría de nuestros doscientos mil militantes. Nadie, sin embargo, impide lo contrario y, en ese caso, el primero que lo va a acatar soy yo.

P. ¿Tiene usted ánimo para seguir otros cuatro años como líder de la oposición?

R. Esa es una pregunta que yo no voy a contestar. Yo tengo ánimo para todo, y no sólo para puestos como éste, sino para servir a España de portero de instituto. Por tanto, yo esa pregunta no la contesto.

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