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Cuatro personas se autoinculpan de encubrir a jóvenes penados

ANDRÉS MANZANO, Un sacerdote, una diplomada en historia, un psicólogo y una ahogada entregaron ayer un escrito en el Ministerio de Justicia en el que se declaran encubridores de tres jóvenes, que consideran rehabilitados, pero que tienen pendientes condenas por delitos cometidos hace años.

Los firmantes del escrito critican duramente el sistema penitenciario, judicial y social, responsabilizan a la Administración pública de la imposibilidad de rehabilitación para los jóvenes delincuentes de los barrios marginados, y solicitan que se cree una nueva figura legal, la de libertad a prueba.

Los firmantes del escrito, Enrique de Castro, Consuelo Roca Basanta, Enríquez Martínez Reguera y Pilar Luna Jiménez de Parga declaran en el escrito tener escondidos actualmente a tres jóvenes, Jaime Benjumea, Carlos Ruiz y José Antonio Lamolda, todos ellos condenados en torno a 1980 por sendos delitos de atraco. Los firmantes sostienen que estos tres jóvenes, como muchos miles más que viven en barrios marginales, cometieron los delitos empujados por las difíciles circunstancias sociales en que vivían. Según los firmantes del escrito, después de la comisión de los delitos los tres, jóvenes han encauzado sus vidas y se les puede considerar rehabilitados, pero ahora se enfrentan al cumplimiento de una condena que puede dar al traste con sus buenas intenciones.

Revisión e indultos

Los cuatro firmantes, profesionales que llevan "varios años conviviendo con menores y jóvenes de barrios marginales" afirman que conocen "su situación familiar y social y el deterioro que han padecido en su infancia y adolescencia, víctimas de dicha situación; en multitud de casos, sin que nadie haya procurado eficazmente algún tipo de apoyo; en otros, con la intervención de las instituciones del Estado que ha sido, en su mayoría, estéril, cuando no contraproducente por falta de atención real, o lo que es peor, por un trato vejatorio y represivo que ha llevado a cantidad de muchachos y muchachas a auténticos callejones sin salida".

El escrito detalla las causas que suelen llevar a estos menores a convertirse en delincuentes: falta de afectos, fácil acceso a las drogas, incultura, paro, incitación al consumo, malos tratos, inadecuación de las leyes de protección de menores. El escrito cita que el sistema penitenciario no hace sino agravar la situación, y que las medidas tendentes a lograr su rehabilitación o brillan por su ausencia o son absolutamente ineficaces.

Sin embargo, afirmó ayer el sacerdote De Castro, existen jóvenes que han conseguido rehacer sus vidas y que ahora se encuentran con condenas pendientes de varios años de cárcel, motivadas por hechos ocurridos mucho tiempo atrás.

Los firmantes de escrito piden al ministro de Justicia, Femando Ledesma, "para ellos y para otros que esperan condenas similares" que se revisen sus casos personales y se articulen medidas de gracia, como se hizo en el caso del periodista Xabier Vinader o de los arrepentidos de ETA.

Asimismo, solicitan que se cree una nueva figura legal, la de libertad a prueba, con todos los medios para que sea eficaz, y que la Administración de Justicia inicie una dinámica de contactos con los grupos de jóvenes y educadores que conocen los problemas sobre el terreno y pueden aportar alternativas válidas.

El escrito termina con una tajante declaración: "En espera de respuesta, mantendremos nuestra actitud de ocultación de chavales, mientras responsabilizamos a la Administración Pública de la imposibilidad de rehabilitación de estos jóvenes".

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