MYB y ETA
Si lo sé no vengo, aunque esto tiene arreglo. No por mucho madrugar se amanece más temprano, y el gato ha de ser gato aunque sea pardo. España vive la vorágine del refrán y del eslogan, subida al caballo aguerrido de la publicidad sincopada.Los partidos políticos no son menos. Viajan hacia Europa eón los ojos nublados por las nieblas de Brujas, y saben que no se puede andar tan deprisa sin provocar la necesidad de las siglas. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que nos gobierna desde hace tres años y tres días, lo sabe y ha puesto en marcha una campaña de autos autosatisfacción que lleva un epígrafe general que parece una jaculatoria religiosa de un personaje franciscano o de un Falstaff descrito por James Joyce.
Mucho y bien es el eslogan con el que Alfonso Guerra repitió anteayer su optimismo retroactivo, esa especie de actitud prosaica que adopta para enmascarar su pasión poética por la metáfora subterránea. Él sabe que es muy difícil alcanzar con ese eslogan freudiano el objetivo final que todo partido político persigue: convertir sus propósitos en siglas rápidas y eficaces. Una vez asumidas las siglas, la gente se olvida de lo que dicen, y así no hay confusión posible. Lo que quiere el PSOE es que se recuerde completo el eslogan, porque es intraducible a la terminología de las iniciales: MYB. Mucho y bien lo quiere decir todo, e incluso lo dice groseramente, pero MYB no significa nada, porque en esas tres letras no hay concepto alguno, ni del pasado, ni del futuro, ni de ningún tiempo verbal. Es una sigla indefinida, posmoderna, que no va a ningún sitio porque no viene de ninguna parte.
Alianza Popular (AP) ha tenido menos fortuna en su eslogan, que ha presentado su líder, Manuel Fraga Iribarne, en clara sincronía con el cumpleaños del PSOE. El eslogan de Fraga es traducible, manejable, como el burro de Juan Ramón Jiménez (JRJ), otras siglas famosas en la historia de España. Fraga dice que Esto tiene arreglo. Si los estudiosos de las siglas sincopadas tuvieran tiempo estos días ya estarían buscándole abono freudiano a esa jaculatoria fraguiana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.