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Pilar Izaguirre

La directora del Festival de Otoño de Madrid cambió la planificación familiar por el mundo del espectáculo

Su imagen es la de una mujer vitalista, sensible y altamente intuitiva, y sin embargo su trabajo y los resultados del mismo muestran a una profesional serena, meticulosa y rigurosa. Su aspecto joven no hace sospechar que Pilar Izaguirre es madre de una familia numerosa, con la que comparte su pasión por el mundo del espectáculo, y abuela de una pequeña que hereda de ella una viva mirada. Desde hace algo más de un mes dedica sin respiro mañana, tarde y noche al Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid

Desde el día de la inauguración, su larga jornada de trabajo transcurre en diversos patios de butacas viendo los espectáculos que ella misma ha programado, horas de despacho controlando hasta el último detalle de un magno festival, intervenciones continuas en diversos medios de comunicación, comidas a salto de mata con los lógicos compromisos y, a altas horas de la noche, los encuentros con los verdaderos protagonistas del festival, las compañías invitadas. A pesar de ello nunca desaparece la sonrisa de sus labios, nunca se intuye en ella ni el más mínimo gesto de cansancio o desfallecimiento. Su pasión por la labor que realiza es un auténtico generador de energía.Madre de cinco hijos, casada desde muy joven con un hombre que le contagia el amor por la literatura, intenta alimentar "su hambre" de saber y conocer realizando numerosos cursos y la licenciatura en Filosofía y Letras.

Hace más de una década llega al mundo del feminismo, "no a través de ningún trauma especial, sino más bien por una contemplación sociológica y de lecturas específicas". Fue nombrada subdirectora de la Condición Femenina en el primer Gobierno democrático, cargo del que dimitió a los tres meses debido a que el ritmo de la, Administración no es el suyo. Un tiempo después se incorpora a los primeros trabajos dé creación de centros de planificación familiar, época en la que es llamada por el actor y director José Luis Gómez, que en aquel momento quería crear una Fundación de Investigación Teatral. La colaboración con él y posteriormente con Nuria Espert marcó una nueva etapa en su vida que culmina con la dirección del Festival de Otoño.

Hace dos años, tanto ella como José Luis Ocejo, director también del Festival de Otoño, hablaron con la comunidad y encontraron el total apoyo de Leguina para llevar a cabo algo que en aquel entonces daba miedo y que hoy, día de la clausura de la segunda edición, ha producido uno de los mayores éxitos culturales de los últimos tiempos en nuestro país.

Para Pilar Izaguirre ésta es un tarea fascinante. "El primer concepto sobre el que trabajamós es que esto sea una fiesta para todos, en la que los diferentes públicos puedan encontrar lo que buscan. Algo abierto a todas las tendencias. Luego hay que ir dando cuerpo a lo que en principio es una fantasía y lograr traer a los primeros creadores de diferentes campos tanto españoles como extranjeros, así como crear producciones".

A pesar de su actual cansancio físico, considera que la etapa más excitante es la de los meses de invierno, cuando decide la programación. "Se puede creer que es cuando estás relajado y, sin embargo, es el momento más tenso, en el que barajas las cartas y las diferentes posibilidades, y la decisión por unas cosas u otras te llega a quitar el sueño".

Vive su trabajo como una pasión que le da respuesta "a muchas interrogantes que se tienen". Una mujer especialmente perceptiva que nunca contrata ni propone un espectáculo que no la haya emocionado. "Creo que la emoción siempre viene de la calidad".

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