Un cajón desastre que explica casi todo
La ausencia de regularidad continúa siendo la nota más destacable del comportamiento bursátil, tanto en lo que se refiere a la renta variable como a los pagarés del Tesoro. Algunas acciones experimentaron un rebote similar al registrado por tipos de interés de los pagarés negociados a una semana, por lo que parece que, a la hora de las explicaciones, hay que recurrir a las reacciones técnicas, un cajón de sastre muy al uso en las situaciones indefinidas.Parecía lógico pensar que algunos valores eléctricos corregirían la trayectoria de la sesión anterior, excesivamente dura, cumpliéndose estas expectativas al mostrar el sector una cierta tendencia positiva, pero sin recuperar por ello todo el terreno perdido.
Las operaciones realizadas a crédito a lo largo del mes están teniendo mucho que decir en la actual evolución de los precios, por lo que no es de extrañar que un par de enteros de diferencia provoquen ajustes del tipo de los que se dieron ayer. Lo único que parece quedar claro entre los valores eléctricos es que, tras la presentación del acuerdo definitivo sobre traspasos de activos al Ministerio de Industria y Energía, se han abierto algunos interrogantes más que, por el momento, significan un grano de arena a añadir al montón de las incertidumbres.
También el sector bancario pareció tocar fondo en su trayectoria descendente, al mejorar sensiblemente los saldos de los siete grandes. La prudencia fue aquí la nota destacada, tal vez como premio a la comprensión demostrada por los propietarios del papel. Hasta aquí, la situación era relativamente favorable, por lo que no podía faltar el apoyo del valor que más incidencia tiene en la confección del índice general, y que también tocó fondo después de 10 sesiones en las que la presencia de papel orientó su trayectoria.
Por lo que respecta a los valores industriales, continuaron siendo el patito feo de las reuniones, por lo que su recuperación quedó postergada para un mejor momento, exceptuando, lógicamente, aquellos cuya situación particular puede enfrentarse tranquilamente a la actual coyuntura.
La negociación de pagarés del Tesoro también sufrió algunas alteraciones, en lo que se refiere al corto plazo, ya que los tipos de interés anual casi triplicaron los de la sesión anterior en sus cotas mínimas, al negociarse entre el 8% y el 9,875%, frente al 3% y el 8,50 del día anterior. Esta corrección parece similar a la registrada por el mercado interbancario a lo largo de la semana anterior, dándose la circunstancia de que, en ambos casos, los tipos obtenidos en las operaciones a tres meses presentan una trayectoria que puede considerarse como muy estable.
Todo ello contribuye a asignarle el carácter de atípica a esta semana, en la que el dinero ha vacilado bastante ante las circunstancias de los mercados, aunque hay que tener en cuenta, en lo referente a la renta variable, que la pérdida registrada en estas cuatro sesiones (1,60 puntos) significa muy poco al compararla con el beneficio global del mes, que se ha situado en 12,72 puntos. Un buen mes que termina con una mala semana no puede evitar que la irregularidad tenga la última palabra.
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