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Fabius-Chirac

LE MONDE

El enfrentamiento Chirac-Fabius, organizado el domingo 27 de octubre por TF-1, no merece la etiqueta de combate del siglo a lo Cassius Clay que se le ha atribuido por todo el mundo. El título de campeón de todas las categorías no se juega una sola vez, sino a largo plazo, para las próximas elecciones presidenciales.Los protagonistas combaten con la idea en la cabeza de imponerse cada uno en su propio campo. ¿Cuál es la ambición primera de Fabius? Menos aparecer como el mejor primer ministro del día -está en el Gobierno y esto basta-, que ser el mejor de la izquierda para mañana. ¿Cuál es el problema de Chirac? Convertirse en el jefe de fila natural de,la oposición. Parecerlo bastaría sin duda, aunque más modestamente, a su felicidad. A cada uno su angustia.

Chirac no tenía otra elección que lanzarse a cuerpo perdido en un desafío semejante. Hace tres años pasaba todavía a los ojos de la opinión como el patrón indiscutido de la oposición. Barre no había remontado todavía el fracaso de Giscard d'Estaing en la elección presidencíal de 1981. Después ha arañado el avance de su rival para, finalmente, suplantarlo. Chirac está, actualmente, a la deriva, cinco puntos detrás. ( ... )Y Barre ha franqueado su línea del horizonte.

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Ese fenómeno de báscula corresponde a una tentativa de cambio de imagen efectuado por Chirac. Estaba en buenas relaciones con la opinión pública cuando anunciaba el fin de la experiencia de la izquierda en el poder y se ofrecía como garantizador. Pero no se hace el perfil de un presidente de la República solamente porque se tiene un bello movimiento de mentón. Chirac ha perdido los favores de la opinión cuando ha querido alcanzar la sabiduría de lombre de Estado.

-Sin embargo, Chirac es un especialista de la política de imagen. Es el primero en aplicar una regla de conducta que le es muy querida: la única verdad que cuenta es la que se percibe. Pero ha cambiado tantas veces de verdad que su imagen aparece confusa, aunque su discurso, cualesquiera- que sean las variaciones, se ha afirmado siempre con fuerza. Campeón también de la política del espectáculo, Fabius trabaja con un esquema inverso del de su adversario. Su imagen está claramente dibujada, juventud, modernismo, competencia, pero está construido sobre un discurso de una débil densidad. Como prueba, la mayoría de sus intervenciones desde su entrada en Matignon, cuya fonna deslumbra, pero cuyo contenido es difícil de conservar en la memoria. Como prueba, su discurso ante el congreso socialista de Toulouse. ( ... ) ."Hacedme un discurso tan claro como el de Fabius. Pero con algo dentro", ha recomendado a sus amigos un dirigente socialista encargado de elaborar el programa de su partido para 1986. La fuerza del primer ministro reside ahí. Y también su debilidad. ( ... )

El primer ministro ofrece poco blanco a la ofensiva porque las reglas de su propio juego son impenetrables. Su adversario de un día, Chirac, se esfuerza en obtener el mismo resultado cambiando constantemente las suyas. .

( ... ) El primer choque televisivo de las elecciones legislativas es mucho más sutil de lo que parece.

28 de octubre

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