Un recaudador de Telefónica, acusado de robar 18 millones en monedas
Un hombre de 38 años, empleado de una subcontrata de recaudación en cabinas telefónicas, ha sido detenido y puesto a disposición judicial como supuesto autor de múltiples sustracciones de dinero depositado en los cajetines, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía. La cantidad defraudada se estima en unos 18 millones de pesetas, que el detenido gastó, en la compra de un piso y en diversiones, según reconoció en la comisaría.La empresa Cadisa, en la que trabajaba el detenido, sospechaba desde hace algún tiempo que se estaban produciendo sustracciones por algunos recaudadores.
La compañía estima que lal pérdidas ocasionadas con tal motivo se evalúan en varios cientos de millones cada año.
Entre los sospechosos figuraba el trabajador arrestado, al que se había sometido a Vigilancia.
El recaudador, cuyo nombre corresponde a las iniciales J. H. B., ha reconocido que comenzó a apropiarse del dinero hace algún tiempo, instigado, según indicó, por otros compañeros de trabajo.
Fue detenido en su vehículo particular con dos sacas que contenían 27.000 pesetas en monedas de 50, 25 y 5 pesetas, y unos alicates para cortar alambre. El empleado, que llevaba 13 años en la misma empresa, estaba destinado como conductor recaudador desde hacía cuatro años.
Monedas trucadas
En su domicilio le fueron intervenidas cuatro sacas de lona con cerca de 100.000 pesetas; 120 precintos de plomo manipulados para que parecieran auténticos -con los sellos de las compañías explotadoras grabados en el anverso y reverso-; punzones para el perforado de los precintos; tres alicates de cortar alambre; dos destornilladores que usaba para sacar los cajetines, en los que se almacenan las monedas, y 50 llaves.En el registro efectuado en su vivienda la policía encontró también un pequeño arsenal para efectuar llamadas telefónicas gratuitamente.
Entre los efectos recuperados se encuentran monedas de 50, 25 y 5 pesetas unidas a un alambre por un pequeño, orificio. Estas moneda se recuperan por la misma ranura por la que se introducen una vez efectuada la llamada, tirando del diminuto alambre.
Además, se le ocuparon fichas de metal del tamaño de las monedas de 50 y 25 pesetas y cientos de arandelas de cobre, dispuestas y cortadas en círculo con el fin de trucar las monedas de un duro hasta igualar en peso y volumen a las de 25.
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