Guerra contra el integrismo religioso en el Magreb
Los Gobiernos de Marruecos, Argelia y Túnez comparten la preocupación por la creciente presencia en sus países de grupos organizados de integristas musulmanes y han dado órdenes de reprimir sin clemencia todo foco de violencia que se considere que atenta contra la seguridad individual de cada Estado. En la última semana, mientras un tribunal marroquí dictaba 20 sentencias de reclusión a perpetuidad contra integristas locales, cinco policías argelinos, entre ellos un oficial, resultaban muertos en una operación contra fanáticos religiosos acusados de actividades terroristas.
La operación policial contra los integristas argelinos continuaba aún el pasado fin de semana. Con un despliegue sin precedentes, la policía argelina, ayudada por fuerzas de la gendarmería y del Ejército de Tierra, tenía bloqueados todos los accesos a la región de Larba, a 40 kilómetros al sur de Argel, y batía la zona en búsqueda de un grupo de integristas que se habían refugiado en un bosque, fuertemente, armados.Estos integristas, cuya filiación no ha facilitado el Gobierno argelino, son las mismas personas que en la madrugada del pasado 26 de agosto asaltaron un cuartel de la gendarmería en Sumaa, a 50 kilómetros al suroeste de Argel. En aquella ocasión, un grupo de 20 fanáticos, capitaneados por el jefe religioso Mustafá Ruyaali, dio muerte al centinela y, tras neutralizar al resto de la guardia, se apoderó de las armas y emprendió la fuga.
La policía argelina localizó hace siete días al grupo de fanáticos en la región de Larba y montó un dispositivo de vigilancia que culminó en un enfrentamiento armado, a consecuencia del cual murieron seis personas, cinco policías y un integrista, y se produjeron numerosos heridos por ambos lados. En esta operación, no obstante, fueron detenidos 17 fanáticos religiosos, pero otros seis, entre ellos el jefe Ruyaali, pudieron escapar y refugiarse en una zona montañosa y boscosa, donde ahora están siendo buscados.
Este grave suceso, protagonizado por integristas argelinos, se producía justamente cuando el número dos del Frente de Liberación Nacional (FLN), Mohamed Cherif Messadia, se desplazaba en visita oficial a Teherán y cuando en Marraquech, cuarta ciudad en importancia de Marruecos, un tribunal dictaba 20 sentencias de cadena perpetua contra fanáticos religiosos marroquíes acusados de atentar contra la seguridad del Estado para imponer una república islámica similar a la iraní.
Las simpatías con que cuenta entre sectores de la juventud magrebí el llamado modelo iraní, especialmente en círculos universitarios y en determinadas zonas rurales, tiene alertados a los Gobiernos de los tres principales países de la zona, dos de los cuales (Túnez y Marruecos) cuentan con una burguesía de gustos afrancesados que ve en el turismo europeo, cada vez más importante, una buena fuente de ingresos para paliar los efectos de la crisis económica.
Auge del fanatismo
El auge del integrismo en la zona se ha decantado en los últimos cinco años. Marruecos, hasta 1980, no había padecido, al menos que se sepa públicamente, los efectos del fanatismo religioso. Fueron los servicios secretos de Arabia Saudí los que alertaron a Marruecos de que integristas de este país norteafricano habían participado en el ataque a la gran mezquita de la Meca en 1979.A partir de ahí comenzó una ola de represión contra las actividades de grupos integristas, que se inició en junio de 1980 con un enfrentamiento entre policías y fanáticos en Fez (3 muertos y 11 heridos), y que en el último año ha continuado con dos importantes procesos judiciales, en Casablanca y Marraquech, con 14 condenas de muerte en el primero de estos juicios y 20 sentencias de reclusión perpetua ahora en este último.
La policía marroquí ha obtenido pruebas, y así lo han aireado los periódicos de Rabat y Casablanca, de que grupos de integristas locales, como es el caso de Juventud Islámica, habían obtenido apoyo de Argelia y el Frente Polisario.
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