Violencia en Suráfrica tras la ejecución de Benjamin Moloise
El activista antiapartheid y poeta Benjamín Moloise fue ahorcado en la madrugada de ayer en la prisión de Pretoria, donde ha aguardado la ejecución durante tres años después de ser condenado por el asesinato de un policía negro. El cuerpo de Moloise, de 30 años, fue enterrado por las propias autoridades carcelarias, que se negaron a entregárselo a su madre, Mamika Pauline, aduciendo que los restos de un condenado siguen perteneciendo al Estado.Su abogada, Priscilla Jana,informó que el condenado estaba tranquilo cuando sus familiares le visitaron el jueves por la noche en la cárcel.
La violencia volvió a las calles de Johanesburgo poco después de la ejecución, al terminar una misa en memoria de Moloise, en la que participó Winnie Mandela, esposa del encarcelado líder del Congreso Nacional Africano (CNA), al que pertenecía Moloise. La aparición de Winnie Mandela supuso un desafío a las estrictas disposiciones del Gobierno, que le tienen prohibido aparecer en público.
Cientos de jóvenes negros irrumpieron en el centro de Johanesburgo y atacaron con piedras y botellas a la policía, rompiendo los escaparates de varias tiendas. Un policía blanco murió después de ser apuñalado y varios más fueron golpeados durante los disturbios. Las fuerzas de seguridad dispersaron a unos 3.000 negros que se manifestaban en el centro de la ciudad, pero éstos se reagruparon más tarde y persiguieron a ciudadanos blancos, golpeándolos con piedras y botellas. La policía necesitó más de dos horas para restablecer la calma. A primera hora de la tarde se desconocía el número de heridos.
La muerte de Moloise concitó la atención de los países miembros de la Comunidad Británica, a la que también pertenece Suráfrica, que se encuentran reunidos en Nassau (Bahamas). Tanto las Naciones Unidas como el Congreso de la Commonwealth habían pedido clemencia para el condenado.
Felipe González condenó el ahorcamiento como un hecho que "va contra la razón de la historia".
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