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UN GALARDÓN ESPERADO

Un keynesiano muy especial

El Premio Nobel de Economía de 1985 ha sido concedido a Franco Modigliani, economista nacido en Italia hace 67 años, descendiente del famoso pintor, y afincado en Estados Unidos, donde, además de su actividad académica, ha colaborado con distintas instituciones públicas como asesor y ha realizado para ellas distintos modelos económétricos de la economía americana. Pero aparte de este breve currículo, es necesario intentar una valoración del galardonado y de su obra. En este sentido, de Modigliani caben destacar un enfoque, dos teorías concretas y un método. Un enfoque, al que algunos de sus críticos compatriotas llamarían de recuperación neoclásica de Keynes. La obra de Keynes constituyó en su momento un revulsivo para la economía convencional, incapaz de dar explicación satisfactoria a realidades evidentes entonces como el desempleo. Pero además de ser un revulsivo, la obra de Keynes contenía el germen de mucho más, de un nuevo planteamiento de la ciencia económica, aunque ello quedó en manos de los más directos discípulos de Keynes en Cambridge. En Estados Unidos (y también en Inglaterra) otros economistas menos ligados a Keynes empezaron la labor de hacer compatibles la herejía keynesiana con la ortodoxia imperante. El resultado de este trabajo fue la llamada gran síntesis neoclásica, que, por citar cuatro nombres, tuvo como padres a Hicks, Hansen, Samuelson y Modigliani. Quizá lo que la Academia Sueca haya querido galardonar es esta labor de limar asperezas y extremos, pero todo ello ha sido a costa del olvido de los elementos más innovadores de Keynes, que ha pasado a una situación de enfant terrible, pero miembro al fin y al cabo de la familia ortodoxa.El ciclo vital '

El segundo elemento a valorar son los estudios específicos que le dieron la base a Modigliani para emprender la tarea de recuperación de Keynes. Para contrastar uno de los supuestos de este último, el de la función de consumo, Modigliani, conjuntamente con Ando y Brumberg, desarrolló la hipótesis llamada del ciclo vital. Según ésta hipótesis, el consumo de una sociedad se elabora en base a las previsiones de ingresos de toda una vida, teniendo en cuenta que en determinados períodos de ésta los ingresos serán más bajos, mientras que en otros, al ser más altos, se podrá ahorrar y prevenir los primeros. Esta hipótesis conduce a resultados parecidos a los que Friedman, cabeza de fila de los monetaristas y antikeynesianos, propuso con su hipótesis de la renta permanente. Pese a ello, Modigliani se ha distinguido por su defensa de las políticas de estabilización keynesianas, realizadas mediante la manipulación de la demanda agregada, y formuladas con ocasión de su trabajo en modelos econométricos. Si consideramos este aspecto como la segunda teoría a destacar, aparece más nítidamente la figura de Modigliani como uno de los últimos defensores de un cierto keynesianismo, al igual que aparecen más claramente las acusaciones de keynesianos o sraffianos más estrictos como Roncaglia.

El Banco de España

Finalmente, y dejando de lado aportaciones importantes en el campo de estructura financiera de las empresas, de la teoría monetaria (oferta de dinero y tipo de interés), todas ellas en la misma línea mencionada, Modigliani ha sido uno de los grandes impulsores de los modelos econométricos de la economía. En virtud de ello, colaboró no solamente. con instituciones americanas, sino también con el Banco de España. Es de destacar este' hecho porque la Academia Sueca parece tener una especial debilidad por las aportaciones econométricas del tipo que Modigliani desarrolla (Tinbergen, Frisch y Klein serían otros premiados en esta línea) y, en general, por la cuantificación de la economía. Evidentemente, si existe una política equilibradora en la concesión de los premios Nobel, política tantas veces denunciada en este y otros campos, los premios Nobel de economía presentan un cierto desequilibrio. Fomentar la medición, la precisión, en definitiva la cuantificación, favorecerá el desarrollo de nuestra ciencia, por supuesto. Pero también puede favorecerla la aportación de ideas creativas, aunque ello sea sin el componente cuantitativo. Modigliani reúne, a pesar de todo, ambos componentes, y lo que vale la pena valorar es la conjunción de ideas (keynesianismo hidráulico, según Coddington) y medición (modelos econométricos). Aunque a la Academia Sueca les llamen más la atención los segundos, cabe valorar también los primeros, a pesar de que pueda no estarse de acuerdo con ellos.

Lluís Argemi d'Abadal es decano de la facultad de Ciencias Económicas de la universidad de Barcelona.

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