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El Gobierno polaco da por concluida la "normalización" iniciada con el golpe de 1981

El Gobierno polaco del general Wojciech Jaruzelski ha anunciado que con las elecciones parlamentarias del domingo -en las que, según afirma, la participación fue de entre el 78% y el 80%- da por cerrado el proceso de "normalización política" del país, abierto con la implantación de la ley marcial, en diciembre de 1981. El régimen considera que la afluencia a las urnas demuestra la "aprobación general" de que goza entre los polacos la política del gobernante partido comunista (POUP).

La guerra de los datos continuó ayer entre el Gobierno y el sindicato clandestino Solidaridad, que pidió la abstención por considerar que las elecciones constituían una farsa. Horas después de que, en tono triunfalista y duro, el portavoz gubernamental, Jerzy Urban, anunciara en la noche del domingo el "éxito espectacular" de la consulta -que, según dijo, confirma el apoyo al socialismo y la política de los últimos 40 años-, la oposición daba a conocer sus propios datos sobre la asistencia a las urnas, datos que difieren radicalmente de las cifras oficiales.Solidaridad estableció el domingo un sistema de control paralelo para contrarrestar la información oficial que, asegura, está falseada para crear la impresión de un aumento de confianza en el régimen. El líder de Solidaridad y premio Nobel de la Paz, Lech Walesa, facilitó un comunicado telefónico a la Prensa occidental desde su domicilio en Gdansk, en el que aseguraba que, en esta ciudad, votó entre el 45% y el 47% del censo (el Gobierno asegura que lo hizo el 70%).

Si bien Urban reconoció que, en los centros industriales del norte, la participación había sido menor que en las demás zonas, entre los datos que facilitó no figura ninguna circunscripción con asistencia menor al 70%. Walesa, en cambio, señaló que las dos ciudades que forman con Gdansk un gran centro industrial, Gdynia y Sopot, la asistencia a las urnas fue aún menor, entre el 35% y el 43%. Si estas cifras fueran ciertas, supondrían la invalidez de la consulta, según la ley electoral que establece como mínima la participación del 50%. Las cifras facilitadas por Solidaridad procedían de la utilización de "métodos estadísticos comprobados", según Walesa.

Recuento paralelo

Urban descalificó ayer de nuevo el recuento paralelo de Solidaridad y negó a la oposición capacidad operativa para realizarlo. Según dijo, Walesa ya tenía antes de cerrar los colegios sus resultados preparados y son sólo "un esfuerzo de propaganda para hacer creer que todavía tiene algún peso en la vida pública de Polonia".El Gobierno afirmó ayer que los resultados confirman el apoyo de los polacos a la alianza con la Unión Soviética y el rechazo a las críticas occidentales al régimen del general Jaruzelski. "Occidente nos ha ayudado a conseguir este resultado con su propaganda agresiva, sus falsedades y sus sanciones", manifestó Urban. Si los medios oficiales se esforzaron el domingo en destacar a los miembros del clero que acudían a las urnas, ayer el portavoz manifestó que sólo había votado el 35% de los miembros de la Iglesia católica. "Los resultados son una aprobación a la política del partido conseguida sin el apoyo de la Iglesia".

Simpatizantes de Solidaridad, que negaban toda veracidad a los datos oficiales, señalaban ayer que si el Gobierno sitúa la participación tan sólo en cuatro puntos por encima de la que hizo pública en las elecciones muncipales de junio de 1984, que fue del 74%, es porque se ha encontrado con serias dificultades de participación en algunas zonas.

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Un 4% de aumento del índice de aprobación en el proceso de normalización en casi año y medio no es un resultado, según la oposición, que justifique el triunfalismo de Urban.

La Prensa, más moderada que el portavoz oficial, destacaba ayer la serenidad, el sentido común y el patriotismo que había llevado a las urnas al pueblo. Tan sólo se registraron incidentes en Gdartsk y Nowa Hutta, donde grupos de jóvenes -gamberros, según las autoridades- se manifestaron en contra de las elecciones y fueron dispersados por la policía, que practicó varias detenciones.

Urban hizo una curiosa comparación entre los datos registrados y el índice de votantes habitual en el pasado, que rondaba el 99%. Según Urban, en aquellas elecciones tampoco existía manipulación; la población votaba por inercia, mientras que el domingo el voto fue consciente y político y por tanto de mayor valor.

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