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CANTABRIA

Gitanos de varias zonas de España protestan en Santander por la muerte de un compañero

El presunto asesinato del muchacho gitano Santiago Gabarri Echevarría, de 18 años, ocurrido el pasado 17 de septiembre, y cuyo cadáver fue hallado flotando en las aguas de la barra portuaria de la villa de Suances, nueve días después, concitó ayer en Santander y Torrelavega la mayor representación nacional de gitanos hasta el momento. Pequeños grupos adscritos a colectivos calés de Barcelona, Castellón, Alicante, Madrid, León, Sevilla, Jaén y Extremadura, conducidos por la asociación cántabra, gritaron frente al Ayuntamiento de Santander contra los tres presuntos autores de la muerte del muchacho, torturado cruelmente durante cuatro horas antes de caer por un acantilado.

Los manifestantes apenas rebasaron los dos centenares y calificaron el suceso de "brote intolerable de racismo". El cuerpo de Santiago Gabarri fue recogido del mar sin cabeza y con agua en los pulmones, extremo que irrita especialmente a sus compañeros de raza, que lo entienden como un "horrible asesinato".Los líderes de las organizaciones gitanas de Cantabria, Alicante, Barcelona, Castellón, Madrid, León, Sevilla y Extremadura escenificaron ayer en las dos mayores ciudades cántabras, Santander y Torrelavega, la protesta más representativa de las patrocinadas por el movimiento calé en los últimos tiempos. Frente al Ayuntamiento de Santander, a las cinco de la tarde, y una hora antes en multitudinaria conferencia de prensa, los líderes gitanos calificaron de "intolerable brote de racismo" el presunto asesinato de Santiago Gabarri Echevarría, de 18 años. El cadáver de este joven gitano fue hallado flotando sobre las aguas de la barra portuaria de la villa de Suances el 26 de septiembre.

Tres hombres -Pedro Sañudo Rafilla, de 37 años y avecindado en los Corrales de Buelna; Manuel Martínez Alechiguerra, de 43 y vecino de Torrelavega, así como Félíx García Ariste, de 25 y vecino de San Felices de Buelna- fueron detenidos al día siguiente de encontrarse el cuerpo de Santiago Gabarri y confesaron haber torturado repetidamente al fallecido antes de que "se nos escapara 20 metros antes del borde del acantilado".

Salvo el diputado socialista en el Congreso, Juan de Dios Ramírez Heredia, frente al Ayuntamiento de Santander y en el mismo cementerio de Torrelavega hicieron acto de presencia los dirigentes de las asociaciones gitanas más notorias del país. Algo más de dos centenares de personas rodearon a los padres de Santiago Gabarri, su jovencísíma esposa y una hermana de aquél, quienes invocaron varias veces la frase bíblica "mía es la ira y mía es la venganza" para contestar a los gitanos y payos que pasaron delante de ellos para significar su pésame.

La presidenta del colectivo cántabro de gitanos, Rosa Vázquez, una viuda muy atractiva, gritó que "se esclarezcan los hechos que llevaron a este asesinato racista". Y sacó a la luz testimonios desconocidos, según los cuales los tres agresores habían advertido a Gabarri: "No saldrás vivo si hablas", coaccionándole para que no divulgase las torturas perpetradas a su amigo Fernando Hernández. Gabarri y Hernández fueron acusados por los presuntos asesinos de hurtar una caravana de su propiedad. De ahí el mortífero escarmiento.

La UGT, a través de su directiva confederal, Blanca Manglano, y una abundante delegación de cargos socialistas cántabros nutrieron la escasa presencia política en la reivindicación gitana. Los partidos a la derecha e izquierda del PSOE no aparecieron por aquella convocatoria. Lo mismo ocurrió con la asistencia de payos, cuya proporción se estimó en "un 2 o 3%" por algunos organizadores del acto.

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