23 lunes

En este país es posible hacer, bien o mal, la reconversión industrial. Lo imposible es hacer la reconversión moral. Hemos sido educados todos, a derecha/izquierda, en la virtud católica de la hipocresía. "Dinero negro", como en la comedia de Juanjo. Anuncios de profilácticos/preservativos, como "control pensado para el hombre". Y muchos signos de masculinidad/feminidad. Resulta que, a estas alturas de la democracia, el socialismo y la liberté, estamos en los condones artesanales de nuestra adolescencia. Dinero negro, sexo negro. Todo viene de una Inquisición negra. "Severos controles electrónicos de cada pieza". A nosotros no nos daban tantas garantías en La Discreta (Jardines). Puro latex natural perfectamente lubricado. ¿No sería mejor lubrificado? Si empiezan abreviando palabras, acabarán abreviando el trance, como lo llamaba don Eugeni. Versión "anatómica", imperceptible. "Fantasía", ligeramente rugoso, estimulante. Ritardante, "para prolongar la relación". Control de la planificación de la familia. Toma castaña. Un profesional (esto es un sacerdocio, como decía el malogrado Cerecedo) sabe ser lubrificante, estimulante, ritardante, sin necesidad de plastiqué. Y el que no sea ritardante que se dedique a la cría de la trucha en piscifactoría. Dinero negro, sexo negro, comercial. ¿Qué ministro va a hacer aquí la reconversión moral de esto?

-Habla usted como un experto, señor misógino -salta la previsible doña Sagrario, que hoy ha venido de tules; crespones, estampados y viscosillas, o sea el otoño.-Experto o no, soy un profesional. La literatura no es sino una segunda profesión. Antes, a los profesionales de esto nos quemaba la derecha. Ahora nos quema la izquierda. La Inquisición fue un monopolio de los cristianos viejos, injusto como todos los monopolios. Todo español es inquisidor.

Una radio se monta muy mañanera un diálogo entre Miguel Delibes y yo. Insisto en que el magisterio literario de Miguel sobre mí quizá se haya hecho soluble en el tiempo, pero el magisterio moral, la hombredad de Miguel sigue gravitando sobre uno benéficamente. Desde esa hombredad denuncio el dinero negro, el sexo negro, todas las hipocresías de nuestra gente bian y nuestra industria, que ha confundido libertad con comercialidad. Me llaman para hablar en un colegio mayor femenino. ¿Les diré a las chicas aquello de Herman Hesse: "En el colegio sólo me enseñaron latín y nientiras"? Estreno de La corte de Faraón, filme de José Luis García Sánchez, con Fernán Gómez, Camoiras, Juan Diego y muchos. Este musical de los veinte fue una cumbre de la sicalipsis (palabra que nace de una errata y no significa nada, pero quedó entonces como "erotismo"), y el talento crítico de García Sánchez la ha utilizado como denuncia de tantas cosas retroactuales. Me llaman para que intervenga en Liber con Torrente Ballester y Elena Soriano, la suegra legal de Miguel Boyer y admirada escritora, amiga mía. Lo cual que la Preysler en el pase/ Loewe, en el Palace, entre Marisa Borbón, Paloma Segrelles, la de Montarco, Mercedes Milá, señora de Vilallonga, las Ruiz de la Prada, Marta Miller, Estábamos todas. Asistimos al bautizo pagano de un nuevo perfume Loewe/PSOE -¿reprivatizado?-, pero los fotógrafos fueron toda la noche los polisarios de la chinafilipina, ametrallándola de flashes. La jet hace su biografia gráfica al mismo tiempo que la vende (ya no le queda otra cosa que vender). La reconversión moral de esto que llamamos España no la van a poder hacer cien años de socialismo ni dos mil de cristianismo. Lo dice Lola Velasco, 23 años, melena corta y uñas comidas, en sus versos mentales y puros: "El más astuto de los vinos, Baudelaire, haz que florezca en mí la leyenda del mal, que empiece el ritual del abandono".