Luz Marina Febles Acosta
Novia del cabo segundo de la Armada fallecido en el ametrallamiento de la patrullera 'Tagomago' frente a la costa saharaui
Luz Marina Febles Acosta, novia del cabo segundo de la Armada José Manuel Castro Rodríguez, fallecido en el ametrallamiento que sufrió la patrullera Tagomago el pasado sábado frente a la costa saharaui, piensa con realismo que "ya nadie puede devolverle la vida". Sin embargo, insiste en su deseo de averiguar quiénes son los responsables de la agresión. "Quiero saber quiénes fueron. No sé qué sería capaz de decirles, pero me conformo con verlos", afirma con fuerza.
Recuerda que hace tres meses se conocieron en una discoteca de Las Palmas, Big Boy, el mismo sitio donde se despidieron el pasado domingo, día 15, una semana antes de que él perdiera la vida a una milla y media de la costa africana. "Estábamos peleados. Apenas si nos hablamos. Yo trataba de decirle algo y él no me escuchaba. Como no hacíamos las paces, me fui, y José Manuel se quedó con unos amigos. Ahora, cuando lo recuerdo, me da bastante pena que la última vez que nos vimos no lo pasáramos mejor, pero así ocurrió...".Se enteró por la radio el mismo sábado que su novio murió. "Pensábamos visitar El Ferrol, su tierra natal, este verano o el próximo. Ahora me gustaría ir a conocer a su familia". Luz Marina se presentó el pasado domingo por primera vez al padre de José Manuel, el sargento de Marina José Castro Piñeiro, que viajó a Las Palmas a recibir en el arsenal de la base naval el cadáver de su hijo, trasladado en un helicóptero. "Le gustaba la Armada, pero no le hacía ninguna gracia estar siempre en esas aguas", afirma la joven canaria.
Tiene 16 años y es estudiante de Formación Profesional. Piensa dedicarse a la peluquería. Su corto noviazgo bastó, sin embargo, para que se conocieran bien, según indica. "Me llenaba totalmente como persona. Era Aries, decidido; se apuntaba enseguida a todo". José Manuel Castro, de 18 años, tenía otros tres hermanos. Ella es miembro de una familia de siete hijos. Aparenta ser una persona fuerte, que trata ahora de no desmoronarse con esta temprana desgracia amorosa. En su casa de Las Beoyas, barrio de Las Palmas, se consuela estos días revisando los tres meses que compartieron antes de que José Manuel emprendiera su último viaje a las aguas trágicas del banco canario-sahariano.
"Había llegado a Las Palmas el pasado mes de febrero y tenía previsto permanecer en el Tagomago hasta finales de este año. Después debería hacer, en la Península, los cursos de cabo primero y confiaba en ser destinado a esta capital", señala Luz Marina.
Era su segundo novio "y al que más he querido", afirma. La vida militar de José Manuel les impedía verse muchos fines de semana. "Siempre salíamos solos. Él me telefoneaba cuando llegaba al puerto y nos reuníamos". Los padres de Luz Marina conocían este noviazgo. Tras enterarse de la noticia conversó largamente por teléfono con una hermana del joven cabo fallecido. "Con la madre no se puede hablar. Está destrozada". Las palabras de uno de los soldados heridos al llegar al arsenal de la base naval de Las Palmas ("todo ocurrió muy rápido") puede hacer pensar en una muerte instantánea de la víctima del ametrallamiento. A pesar de lo irremediable del caso ella querría ver algún día a los guerrilleros del Frente Polisario que le arrebataron a su novio, "aunque no supiera qué decirles".
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