Madrid, capital cultural de Europa
El lunes día 9 de septiembre por la noche tuvimos la oportunidad de ver en el programa Capitales culturales de Europa 'Madrid, capital cultural de Europa'. ¡Dios mío, qué cosa tan mala! Debería haberse titulado Madrid, capital del lumpen y la miseria. El guión no existía. Se sucedían fotogramas de mendigos, tullidos, chabolas y arrabales de humo que querían ser síntoma de algo, y lo eran. El director se había movido en un radio de acción que iba de la Puerta de Toledo al Rastro y de allí a la plaza de Santa Ana, pero lejos de enseñar algo que mereciese la pena ver, se limitó a sacar una procesión de barrio, una cola de señoras besando a Jesús de Medinaceli y tres tenderetes del Rastro con aspecto de mercadillo ambulante. Ésa era la nota más significativa de la ciudad. Luego se coló en el Museo del Prado, y digo se coló porque no le vimos entrar, sólo alcanzamos a ver alguna mano perdida de Las meninas, mogollón de gente alrededor de La familia de Carlos IV, pero ni una sola perspectiva de las galerías o de las salas del museo; eso sí, voces de fondo de guías ingleses, como para darle internacionalidad al asunto. Paseó la cámara por Madrid, serpenteando y corriendo, dando unas imágenes de los edificios desgajadas del entorno y fuera del espacio; costaba reconocer la Sociedad de Autores o el Palace. Como detracción de la ciudad, el programa era interesante, pero Madrid es mucho más que esa ciudad es-Pasa a la página 12
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perpéntica, paleta y contradictoria que vimos, es mucho más que una ciudad que juega a ser un Nueva York hortera. Quizá no sea bella o limpia, pero es atractiva y tiene un encanto especial, pero eso en el programa ni lo olimos.-
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