_
_
_
_

Los suecos optan el domingo entre el Estado del bienestar nórdico o el liberalismo puro

Los suecos acudirán el domingo a las urnas para unas elecciones parlamentarias, comunales y provinciales, de las que saldrán los gobernantes de los próximos tres años. Una de las notas características de estos comicios es la incertidumbre sobre el pronunciamiento electoral entre el Estado del bienestar nórdico y el liberalismo que ofrece la oposición.

Resulta imposible tener, a dos días de la votación, la más mínima certeza sobre si la socialdemocracia, dirigida por Olof Palme, seguirá conduciendo a Suecia por "el buen camino" que pregona su propaganda, o si, por el contrario, el bloque de partidos burgueses, integrado por conservadores, centristas y liberales, volverá al Gobierno como entre 1976 y 1992.Habitualmente, las elecciones en Suecia -y podría decirse que, con pequeñas diferencias de matices, en los demás países nórdicos- se cumplen en el marco de las más estrictas reglas del juego democrático, con un estilo peculiar que no es común a los demás países de Europa occidental, pero también con una cierta sensación de rutina, de que poco cambiará sustancialmente, sea el que sea el Gobierno que surja de las urnas.

Largos años de prosperidad económica, cimentada en parte en factores externos, en la neutralidad que le permitió capear el vendaval de la II Guerra Mundial con su aparato productivo intacto, pero principalmente en el aprovechamiento inteligente y disciplinado de los recursos naturales y humanos del país, permiten explicar la estabilidad política, la ausencia de conflictos laborales graves y una homogeneidad social poco común.

Sea porque la prosperidad es el mejor sustento de la solución pacífica de las contradicciones, sea por la ausencia de guerras del país durante 160 años, sea porque ya no existen zonas marginadas del entorno universal, lo cierto es que desde hace algunos años las grietas en la fachada del edificio de apariencia inconmovible no sólo se han hecho visibles, sino que se han ahondado. Ahora hay dos concepciones bastante definidas y antagónicas del rumbo que debe tomar el modelo sueco. Y eso es lo que confiere a estas elecciones una peculiar significación.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_