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Fallido intento de secuestro del embajador de Portugal en Líbano

Tres individuos fuertemente armados intentaron secuestrar ayer por la mañana al embajador de Portugal en Líbano, Luis Gonzaga Ferreira, y a su esposa, María, cuando entraban, en su automóvil, en el sector occidental y musulmán de Beirut, pero una inesperada intervención de los soldados regulares hizo fracasar la acción terrorista. El jefe de la misión lusa afirmó que no había recibido con anterioridad ningún tipo de amenazas.

Poco antes de que el coche azul, de marca Chevrolet, llegase, en el cruce de Kaskas, al primer puesto de control de la Sexta Brigada, predominantemente shií, los desconocidos, equipados con metralletas y equipos anticarros de combate, abrieron fuego en dirección al vehículo, obligando al chófer a parar, momento que aprovecharon para forzar la puerta delantera y conminarle a que se bajase.Las dudas del conductor, que tardó en ejecutar la orden., según el relato del embajador, dieron tiempo a los soldados a intervenir. Tras un breve intercambio de disparos, los militares iniciaron una discusión con los asaltantes mientras, en medio de la confusión, un oficial proporcionó al jefe de misión luso un jeep de escolta, que acompañó al automóvil del diplomático hasta las primeras garitas de la Quinta Brigada. Esta unidad, predominantemente cristiana, controla el acceso a la zona de su misma confesión.

En ese sector de la capital, adonde se vio obligado' a regresar ayer el diplomático, se encuentra justamente su residencia, mientras la cancillería está situada en zona musulmana, motivo por el cual Gonzaga Ferreira debe pasar a diario la línea de demarcación que divide la ciudad, siempre y cuando la tensión bélica se lo permita.

Gonzaga Ferreira, de 57 años de edad, achacó su salvación a la sangre fría demostrada por su chófer, aunque también quiso, mostrar su "profundo agradecimiento" al Ejército, que, aparentemente, no logró detener a los autores de la agresión.

No había recibido amenazas

El embajador, que no parecía en absoluto asustado por el grave incidente, aseguró, por otra parte, que dentro de poco reanudará normalmente sus tareas al frente de la representación portuguesa.

A pesar de que el jefe de misión luso afirmó no haber recibido amenazas, el grupo acaudillado por el terrorista palestino Abu Nidal formuló en enero, en su publicación Falastin as Saura (Revolución Palestina) advertencias al Gobierno de Lisboa por mantener encarcelado a Yussefal Awad -Mohamed Hussein Rachid es su verdadero nombre-, que en abril de 1983 asesinó en Albufeira a Issam Sartaui, colaborador de Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina. "Abu Nidal", decía la revista, "intentará hacer liberar al compañero por sus propios medios".

Resulta, sin embargo, difícilmente imaginable que elementos palestinos deambulen impunemente por el lado musulmán de la línea de demarcación controlada por sus nuevos enemigos, los shiíes afiliados a la milicia Amal, por lo que algunos medios de comunicación locales especulaban ayer con la posibilidad de que la acción terrorista hubiese sido encargada por Abu Nidal a mercenarios libaneses. Su objetivo hubiese consistido en secuestrar a Gonzaga Ferreira para forzar la puesta en libertad de Rachid.

El pasado mes de octubre, el embajador de España en Líbano, Pedro Manuel de Arístegui, fue secuestrado a punta de metralleta por el hermano de Mohamed Rahal quien, junto con Alí Jalil, se encontraba entonces en la cárcel de Carabanchel por haber intentado asesinar en Madrid a un diplomático libio. El secuestrador de De Arístegui pretendía forzar la liberación de Rahal y Jalil. Ambos shiíes fueron juzgados el pasado mes de junio en Madrid y condenados a 23 años de cárcel.

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