El incidente del avión presidencial

YA( ... ) Lo ocurrido tiene dos planos. El más grave quizá sea el diplomático. En primer término, se ha visto que una nación de la Europa del Este, con la que el palacio de Santa Cruz ha extremado sus atenciones, súbitamente ha dado algo así como una bofetada a España, tras haber accedido hace ya algunas fechas al vuelo presidencial. Si esto no tenía mucha explicación, aún es más confuso lo ocurrido sobre Irán. Por supuesto que las reacciones del integrismo fundamentalista islámico que allí gobierna son insospechadas, pero no es Teherán tan loco como para cortar sus líneas económicas con España. ¿Qué sucede en nuestra siempre capaz diplomacia como para haberse visto sorprendida, tras el incidente con los búlgaros, por el sucedido con los iraníes? ¿A qué se debe esta apariencia, al menos, de desbarajuste? ( ... )

Dicho esto, debemos plantear otro tema, exclusivamente técnico, que tradicionalmente corresponde al Estado Mayor del Aire, ¿No había otra ruta tranquila salvo ese largo periplo escogido? ¿No convenía alejarse del riesgo de un conflicto? ¿Tan cara era la alternativa? ¿Por qué se decidió exactamente esa ruta? Se trata de dos incidentes que en toda nación normal provocan protestas diplomáticas muy serias, ceses de personal poco capaz y, sobre todo, explicaciones exhaustivas a la opinión pública, que no puede permitir que lo que está en juego después de todo, que es el buen nombre de España, quede maltrecho. ( ... )

, 5 de septiembre