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Día tras día, desesperadamente

El inicio del curso bursátil, después de la finafización del paréntesis estival, no ha supuesto ningún cambio en el apático discurrir del mercado. El índice general ganó ayer 26 centésimas sin que los corros pudieran superar el flojo ambiente anterior.La jornada de ayer, de cualquier forma, tenía que ser casi forzosamente una sesión de trámite, ya que muchos operadores se incorporaban a sus puestos y faltaban datos y sobraban incógnitas para poder trabajar con ciertas garantías.

Parece que las instituciones se han pasado el mes de agosto cuidando mucho de que los cambios no se salieran de madre, poniendo dinero en cuanto un cambio flexionaba al alza, pero siempre con una clara intención de contener los precios. El resultado es que el índice general se mantiene en los niveles de 110, es decir, prácticamente donde se quedó a finales de julio.

Hasta aquí todo parece una táctica basada en la prudencia, aunque agosto ha sido un mes pródigo en buenas noticias económicas, como los resultados en la lucha contra la inflación, la mejor cobertura del comercio exterior, el repunte turístico sobre las primeras impresiones o la disminución del paro, incluso con los interrogantes sobre la pureza de las estadísticas de desempleo.,

El mercado bursátil, sin embargo, ha despreciado todas ellas, especialmente el descenso del precio del dinero. Y aunque el país comienza a vivir los primeros escarceos preelectorales -lo que se ha puesto de manifiesto especialmente en las tierras de Castelao- parece aún demasiado temprano para que los eventos políticos puedan influir decididamente en el comportamiento de la bolsa. Algo de ello hay, sin embargo.

Los expertos consideran que la bolsa debe entrar en una nueva etapa, donde la intermediación necesita realizar toda una serie de, esfuerzos para atraer el ahorro de los españoles hacia la renta variable. Ese ahorro existe, como han demostrado las cifras oficiales, y se ha traducido en un sustancial aumento de la inversión privada. Ahora, lo que hace falta es canalizar ese excedente de manera productiva.

Muchos inversores particulares, de todas formas, esperan con cierta impaciencia la confirmación del tratamiento impositivo que se prepara en los nuevos presupuestos estatales. Parece necesario, en cualquier caso, un endurecimiento de las ventajas fiscales para los activos de renta fija si es que se desea fomentar el mercado de las acciones y del capital-riesgo en general. El inmenso reto que plantea el ingreso en la Europa comunitaria terminará por acelerar ese proceso, pero hasta que no haya algo más que hipótesis de trabajo no se puede esperar una reacción de los ahorradores.

Mientras tanto, la bolsa se mantiene en una peculiar situación, donde aquellos que pueden vender apuestan claramente por una próxima subida y no quieren desprenderse de sus títulos a los precios actuales. Las cotizaciones, por otra parte, no tienen demasiadas posibilidades de encarecerse ya que los potenciales compradores tampoco demuestran grandes deseos de acercarse al mercado. En los próximos días se irá definiendo este pulsó con mayor claridad.

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