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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La recuperación del fútbol

EL FÚTBOL profesional español comenzó su nueva campaña el pasado fin de semana. Sus dirigentes se han planteado esta temporada, víspera de un nuevo campeonato mundial, el de México 86, con el objetivo de mantener o recuperar para este deporte el primer puesto para en el interés de la opinión pública. Los aficionados han ido desertando de las gradas en los últimos años, tanto por el auge alcanzado por otros deportes -baloncesto, atletismo, ciclismo o golf- como por ciertos errores cometidos en la gestión de este deporte, que lo han llevado a las fronteras de la bancarrota con deudas de casi 16.000 millones de pesetas.Curiosamente se han depositado en esta temporada bastantes expectativas de recuperación, y hay ciertos síntomas que apuntan un renovado interés. Desaparecido Pablo Porta de los puestos de mando de la Federación Española de Fútbol y perdida la capacidad de maniobra de la propia organización, las claves del montaje han pasado a manos de la Liga de Fútbol Profesional, que preside Antonio Baró.

El acuerdo marco firmado por los clubes profesionales con la Administración, mediante el cual se va a proceder a un denominado, plan de saneamiento de las deudas acumuladas tras años de despilfarros y de gestiones incontroladas, ha contribuido a despertar ilusiones. El 1 % que hasta ayer obtenían los clubes de la recaudación de. las quinielas va a pasar, en virtud de este convenio, al 3,5%, con lo que se pretende eliminar progresivamente en varios años la enorme bola de nieve acumulada. Es de esperar, no obstante, que estos ingresos no sirvan para alimentar otra nueva singladura de delirios de grandeza.

La expectativa creada por ese aumento en el porcentaje quinielístico, el mayor índice de publicidad que va a conseguir el fútbol este año a través de sus acuerdos con las televisiones estatal y autonómicas y la necesidad acuciante de recuperar a los aficionados desertores ha llevado a la mayoría de los clubes españoles a poner en práctica una arriesgada táctica. Así, en principio, pueden parecer los más de 1.000 millones de pesetas invertidos en nuevos fichajes.

Hay que reconocer, sin embargo, que en estos inicios de la temporada el efecto de los fichajes ha servido para alimentar ese estado de expectación y ha contribuido a despertar a la que parecía dormida afición al fútbol en los últimos años. Entidades que se habían quedado paralizadas en un determinado número de asociados, y sobre todo muchas de las que habían perdido buena parte de los mismos, han visto cómo sus oficinas volvían a recuperar las esperanzadoras colas de aficionados.

Pero en realidad el fútbol profesional, como espectáculo que es, ha tenido como principal inconveniente la escasa calidad de los últimos años. La vistosidad y la mejora del juego -reducida últimamente por tácticas destructivas, presiones económicas, bajísimo nivel arbitral y el mayoritariamente discreto papel de sus artistas- puede devolver as f el relanzamiento que se busca o, por el contrario, puede constituir un demoledor efecto bumerán para aquellos que fracasen.

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