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MONTAÑISMO

La expedición catalana estudia un segundo asalto al Everest

Los componentes de la expedición catalana al Everest, que el pasado miércoles colocó a tres alpinistas en la cumbre, Óscar Cadiach, Caries Vallés y Antoni Sors, estudian la posibilidad de lanzar un segundo ataque a la cima más alta del mundo (8.848 metros). Mientras los alpinistas que consiguieron llegar a la cumbre llegan al campo VI (8.450 metros), cuatro expedicionarios más y un sherpa les esperan en ese mismo campo. Conrad Blanch, jefe de la expedición, podría estar negociando con una expedición japonesa que espera el ascenso una prórroga para poder Nevar a cabo este segundo ataque.

En este sentido, no parece que los japoneses, que llegaron antes de tiempo al punto donde han construído el campo base y que precisaron permiso de los españoles para instalarse, vayan a poner dificultades al posible segundo intento catalán. De todos modos, la oficina de prensa de la expedición no pudo confirmar que los expedicionarios lanzarían un segundo ataque a la cima del Everest.La expedición catalana, que anunció que llegaría a Barcelona el 11 de septiembre, Diada Nacional de Cataluña, todavía tiene tiempo y medios humanos para intentar que otro grupo de alpinistas inicie el camino de la cum bre, en el que, a partir de los 8.000 metros, ya no hay nubes y el tiempo mejora notablemente.

Tres en la cima

El grupo formado por Óscar Cadiach de Tarragona, Antoni Sors de Sant Vicenç de Montalt y Carles Vallès de Barcelona con los sherpas Shambu, Ang Karma y Narayan salieron del último campo, a las dos de la madrugada del miércoles, para iniciar el ataque a la cima. En cotas inferiores a 8.000 metros, las condiciones metereológicas eran adversas, con viento, niebla y nieve. Sin embargo, más arriba, de esa cota, el cielo estaba claro y el tiempo era muy favorable para la ascensión.

La progresión del equipo fue muy buena y, a las 10 de la mañana, se había ya superado el obstáculo principal, el llamado second step o segundo escalón, una pared de roca de 50 metros de altura, tapizada de hielo y nieve. Esa pared fue equipada con cuerdas fijas para asegurar el retorno de los expedicionarios hast a el campo VI.

Mientras tanto, otros cinco alpinistas y un sherpa se encontraban en el campo V para prestar su apoyo al grupo de ataque y preparar su progresión hacia la cumbre. Quince expedicionarios catalanes se encuentran, en estos momentos, más arriba de 7.000 metros, lo que significa que una segunda cordada podría alcanzar la cima. Para intentar colocar esta segunda cordada en la cumbre, los catalanes deben negociar con la expedición japonesa que tiene el permiso para intentar el Everest, a partir del próximo día 1 de septiembre.

Todo parece indicar que los expedicionarios catalanes han conseguido retrasar el primer intento japonés, con el fin de que otros integrantes de la expedición alcancen el techo del mundo.

Historial

Los tres catalanes que pisaron la cima tiene un dilatado historial como montañeros. Óscar Cadiach, responsable de fotografia y cine, nació en Barcelona hace 32 años y es comerciante de profesión. Es miembro del Centro Excursionista de Tarragona e instructor de la Escuela Catalana de Alta Montaña. En 1982, integró una de las expediciones al Everest y junto a Xavier Pérez Gil lograron alcanzar los 8.500 metros, pero la muerte de uno de los sherpas que les acompañaban frustó sus planes. En 1983 también formó parte de la expedición catalana que intentó la conquista del Everest.

Antoni Sors Ferre, responsable técnico de la expedición, nació en Sant Vicenç de Montal Tiene 35 años y su profesión es la de carpintero. Participante en numerosas expediciones, ya estuvo en el Everest en 1983.

Carles Vallés Ocaña, responsable de la relación con los pro veedores, es el único de los tres que no había estado con anterio ridad en el Everest. Nació en Barcelona hace 26 años y es representante de calzado. En 1984 participó en la expedición al Cho Oyu (8.201 metros) por la vía Titchi.

Los familiares de los componentes de la expedición, por fin, pudieron beber el champaña que tenían preparado desde hace días. "Estaba convencida de que lo consegurían", aseguró Nuria, la esposa de Conrad Blanch. "Desde 1983 era su objetivo, aunque no su obsesión. Todos estamos muy contentos, aunque los días de espera se han hecho muy largos".

Nadie perdió la esperanza afirmó la hermana de Enric Lucas. "No nos cabe la piel en el cuerpo. Hemos padecido mucho, pero sabíamos que lo lograrían. Yo no soy aficionada al montahismo, pero por lo que me han contado es muy duro".

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