Ali Jamenei, claro favorito para ser reelegido hoy presidente de Irán
El actual jefe de Estado de Irán, Alí Jamenei, será, casi con certeza reelegido hoy presidente por un nuevo mandato de cuatro años. Aspiran también al cargo otros dos candidatos poco conocidos por los iraníes. Más aún que para reconfirmar al presidente en sus funciones, los comicios de hoy deben servir, en opinión del clero en el poder en. Teherán, para reiterar el apoyo popular al régimen islámico instaurado en 1979 por el ayatollah Jomeini.
Los dignatarios religiosos han multiplicado recientemente los llamamientos en los que se insta a la participación electoral para -afirmaba, por ejemplo, el fiscal general, Islam Jomeiniha- "proteger con los votos al GobIerno islámico" -añadía el magistrado Musavi Ardabili- "desalentar con ese gesto patriótico a las superpotencias".
En sus 60 minutos de intervenciones por radio y televisión a lo largo de la campaña, Jamenei, de 46 años, y sus dos rivales, el teólogo jurista Sayed Mahmud Musta favi, de 42, y Habib Asgar-Owladi, de 52, ex ministro de Comercio destituido de su cargo, acusado de corrupción, han expresado criterios bastante uniformes sobre los apremiantes problemas plantea dos al país. Quizá sólo el último se ha mostrado partidario, en materia económica, de una mayor libertad para el sector privado, lo que le valdrá acaso cosechar los sufragios de la burguesía comerciante, empezando por los del famoso bazar de Teherán, cuya cámara de comercio dirige prácticamente su hermano. Asgar-OwIadi, señalan los observadores, se colocará Rro bablemente en segundo lugar en la Movimiento de Liberación de Irán, único partido legal de oposición, puso una serie de condiciones para aceptar la oferta que, consideré parcialmente satisfechas cuando fueron reabiertas algunas oficinas de su formación política, clausuradas cinco meses antes.
Candidatos rechazados
Los 12 clérigos shiíes que forman esa omnipotente comisión electoral que es el Consejo de Guardianes desestimaron, sin embargo, la solicitud del ingeniero octogenario de ideas liberalizadoras porque, entre otras cosas, preconizaba la apertura de una negociación de paz con Irak para poner término a los cinco años de guerra.Aunque no llegaron a figurar en la lista de los aspirantes otros dos dignatarios religiosos, Islam Jomeiniha, mentor del secuestro de los rehenes norteamericanos en la Embajada de Estados Unidos en Teherán, y Alí Akbar Rafsanjani, presidente del Majlis (Parlamento), dieron también la impresión de pretender sustituir a un Jamenei perjudicado por la traición de su hermana, que huyó a Bagdad en primavera.
El primero fue nombrado inesperadamente fiscal general de la República, como si Jomeini quisiese evitar el acceso de un elemento radical a la jefatura del Estadb que ahondase aún más el aislamiento que padece su régimen. En cuanto al segundo, sus supuestas intenciones, recogidas por The Tehran Times, eran, según el semanario líbanés Al Mustakpal, una manera de recordar a Jamenei que debía incrementar su colaboración con la Cámara baja al nombrar al Gobierno.
En ausencia de Bazargan, que observa un discreto silencio, la única oposición política que párece haberse manifestado durante la campaña electoral ha sido protagonizada por el grupo clandestino Muyaidin e Jalk, que, en un comunicado dado a conocer en París la semana pasada, aseguraba haber llevado a cabo desde principios de mes 21 ataques contra "centros de represión".
Ninguna fuente independiente ha confirmado estos atentados, pero el pasado mes de mayo Radio Teherán reconoció que por lo menos 13 miembros de los muyaidin autores de actos violentos habían sido ejecutados.
El descontento de la burguesia iraní quedó también, entonces por primera vez, puesto de manifiesto cuando, en respuesta a un llamamiento del exiliado ex primer ministro Chapur Bajtiar, miles de automovilistas provocaron el tercer viernes de aquel mes -día festivo- enormes atascos en el centro de la capital.
