Una delegación de lujo

Francisco Fernández Ordóñez, ministro de Asuntos Exteriores, llegó a Rabat con una delegacion que algunos observadores han calificado de lujo: Máximo Cajal, director político del ministerio, Santiago Salas, jefe del gabinete del ministro; Inocencio Arias, director de la Oficina de Información Diplomática (OID); Jorge Dezcallar, director general de África, y Carlos Westendorp, secretario general para las Relaciones con las Comunidades Europeas.El ministro prefirió viajar a mediodía a Rabat, a pesar de que la visita oficial comienza hoy, para preparar, en la sede de la representación diplomática española, los sucesivos encuentros que va a sostener entre hoy y mañana con su homólogo Abdelatif Filali, ex embajador marroquí en España y padre político de la princesa Lalla Mariam -hija mayor de Hassan II-, casada con su hijo Fuad Ibn Abdelatif al Thani.

Para su encuentro con el consuegro del rey de Marruecos, un peso pesado de la política marroquí (diplomático de carrera, dos veces ministro de Exteriores y otras dos embajador en Madrid, amén de un largo peregrinaje como diplomático de su país en Argelia, Naciones Unidas, República Popular China y Bélgica), Ordóñez ha dispuesto de una semana de reposo en su chalé en Santa Pola, en Alicante, alternando la lectura de informes con alguna que otra novela en francés, con frecuentes consultas de teléfono a Madrid, que completó ayer, ya sobre el terreno, con el embajador español, su viejo amigo Raimundo Bassols.

Fernández Ordóñez, en opinión de sus colaboradores, es consciente de que le espera a partir de hoy en Rabat un "mano a mano" con Filali, aunque desde un principio la diplomacia marroquí ha querido dulcificar este encuentro y propuso al ministro que viajara con su esposa María Paz, que, sin personal de servicio en su chalé de Santa Pola y con familiares por todos los rincones de la casa, ha preferido no cambiar el Mediterráneo por el Atlántico.