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Un guardia civil, muerto en Álava por la explosión de una bomba

El artificiero de la Guardia Civil Fernando Amor Calvo, de 25 años de edad, resultó muerto ayer como consecuencia de las graves heridas producidas por un artefacto explosivo cuando procedía a su desactivación en la localidad alavesa de Lullando. El funcionario falleció en el quirófano del hospital de Cruces (Bilbao) debido a las lesiones pulmonares que le produjo la explosión. Fuentes oficiales descartaban ayer que los móviles del atentado guardaran relación con la colocación de una bomba trampa destinada a la Guardia Civil.El lendakari José Antonio Ardanza manifestó su condena por los últimos atentados ocurridos en el País Vasco y afirmó que esperaba el momento "en el que todo el mundo salga a la calle a decir: basta ya".

Una llamada anónima a la Cruz Roja advirtió ayer, poco antes de las seis de la mañana, de la colocación de un artefacto explosivo junto a la puerta del bar El Peñón, en Lullando. Los miembros de la Cruz Roja avisaron a la policía autónoma, que, al no disponer todavía de equipos especializados en desactivación de explosivos, advirtió a la Guardia Civil. Un grupo de artificieros de este cuerpo que se presentó en el lugar indicado intentó desactivar el artefacto -que contenía cloratita, cuyo peso era equivalente a seis kilos de Goma 2, colocada en una caja de galletas-, sin lograr sus objetivos. Tras rociar con agua a presión para lograr abrir la caja y realizar varios disparos contra su contenido, Fernando Amor intentó desactivar manualmente el artefacto cuando la cloratita estalló.

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