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CIENCIA

La misión del "Challenger" recupera su operatividad

Los experimentos científicos previstos en la misión del Challenger empezaron finalmente a funcionar tras varios días de problemas y falsas expectativas. La puesta en marcha del poderoso telescopio solar de rayos ultravioletas -similar a un cañón de rayos láser como los de las películas de ficción científica y. capaz de enviar a la Tierra imágenes detalladas de las explosiones de gases en la corteza solar- fue el primer éxito de esta problemática misión del transbordador espacial.La tripulación del Challenger puso también en órbita un pequeño satélite para estudiar las reacciones que provoca el discurrir de la nave por el espacio ingrávido y analizar las complejas cargas de gases y las reacciones eléctricas que produce su navegación.

Una vez este satélite se separó del transbordador, los astronautas realizaron varias maniobras para distanciarse del mismo y comenzaron a medir las interferencias electromagnéticas. El satélite, llamado PDP (Plasma Diagnostic Pakage), fue recuperado por los astronautas seis horas después con valiosa información sobre la ionosfera.

También se lanzó desde la nave un haz de electrones en dirección a este pequeño satélite, con la intención de comprobar si podría ser utilizado como antena para las señales de radio de baja frecuencia de las naves espaciales.

Eugene Urban, uno de los científicos que viajan a bordo del transbordador, declaró el miércoles que "las cosas están mucho mejor", refiriéndose a los problemas que afectaron a la misión durante sus primeros días en el espacio. "En los próximos días entraremos de lleno en las observaciones científicas, y por ello estamos todos muy emocionados".

Si para los científicos a bordo de la nave todo parece empezar a funcionar, no sucede lo mismo para las dos multinacionales de bebidas refrescantes Coca-Cola y Pepsi-Cola, que habían conseguido incluir entre las vituallas de a bordo sendos envases especialmente preparados para la ingestión de bebidas carbónicas en el espacio.

Charlie Templeton, representante de Coca-Cola, hizo pública ayer su frustración por el total silencio que la tripulación del Challenger mantiene sobre la efectividad de los envases diseñados. "Sentarme y esperar, eso es lo que hago", dijo Templeton. "Ya sabía antes de la partida que la NASA había prohibido a los astronautas expresar ninguna predilección".

A pesar de que la nave está situada en una órbita más baja de la prevista, a solo 313 kilómetros de la Tierra, los directores de la misión confían que los astronautas puedan recuperar el tiempo perdido con los problemas de los primeros días, en los cinco días de vuelo que les quedan.

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