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Las divergencias entre los países participantes impiden aprobar una declaración final en la conferencia de Helsinki

La conferencia conmemorativa del 10º aniversario de la firma del Acta Final de Helsinki concluyó ayer sin ninguna declaración conjunta, porque los 35 países participantes no consiguieron ponerse de acuerdo sobre un texto preparado por la delegación de Finlandia con el objetivo de que quedara formalmente actualizada la fe común en los principios de coexistencia pacífica asumidos hace 10 años. La celebración del décimo aniversario ha servido, por ello, más para constatar las profundas diferencias de interpretación del texto motivo del aniversario que separa hoy a los Estados que los suscribieron que para potenciar un movimiento integrado capaz de dar nuevo impulso europeo al proceso de la distensión.

Tan escasa era la predisposición de los ministros participantes a dejarse embarcar en la elaboración de un comunicado conjunto, que el ministro finlandés de Asuntos Exteriores, Paavo Vairinen, desistió, desde el miércoles, de seguir peregrinando de una delegación a otra con su borrador debajo del brazo. En la sala de la conferencia los oradores seguían recitando, entretanto, sus intervenciones definidas sobre un eje diferencial básico, que una fuente diplomática caracterizó del siguiente modo: "La cuestión aquí era si se hablaba o no de los derechos humanos. Por lo demás, todo el mundo era consciente de que tenía que reafirmar la vigencia del acta, y lamentar lo poco que se ha aplicado".La doble lectura del documento de la distensión, orientada hacia el desarme y la cooperación comercial o hacia la apertura de fronteras y la libertad del individuo, quedó claramente expresada en las intervenciones que el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Eduardo Shevardnadze, y el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, realizaron en la primera jornada del encuentro. A partir de ahí, el juego consistió en ver la posición que adoptaba cada país. Y a pesar de que el espíritu de Helsinki mira a Europa como un todo, por encima de las tensiones EsteOeste, no hubo sorpresas, dado que todos los participantes -a excepción de 13- se encuadran en uno de los dos bloques, y que entre los 14 neutrales figuran Estados de escaso peso político, como Mónaco, Liechtenstein o la República de San Marino.

Salvo Grecia, que llamó preferentemente la atención sobre la carrera de armamentos, todos los países occidentales centraron su atención en los derechos humanos, del mismo modo que todos los Estados del Pacto de Varsovia denunciaron la falta de cumplimiento de las partes del Acta de Helsinki que se refieren a la seguridad y a la cooperación en materia de tecnología y comercio. La intervención de Yugoslavia estuvo más cerca de estos últimos, mientras que el resto de los neutrales se esforzaron por desarrollar equilibradamente los dos cestos.

Menciones a la URSS

Hubo, sin embargo, diferencias de matiz entre las intervenciones de países de un mismo bloque. Por lo que se refiere a la OTAN, los únicos países que mencionaron expresamente a la URSS en el contexto de denuncias formuladas en sus discursos fueron el Reino Unido e Islandia, además de Estados Unidos. Polonia es además de la casi el único país, URSS, que aprovechó su intervención para atacar directamente a EE UU.Las menciones virulentas de otros Estados estuvieron más bien relacionadas con problemas bilaterales, y ahí cabe destacar el incidente registrado ayer cuando el representante de Turquía, Vahit Halefoglu, dedicó una parte sustancial de su intervención a denunciar el incumplimiento del Acta por parte de Bulgaria, país que, según Ankara, reprime salvajemente a la minoría turca que vive en su territorio. La intervención de Vahit Halefoglu provocó una inmediata nota de protesta de su homólogo búlgaro, Marii Ivanov.

Se observa también que el grado de satisfacción con los efectos que el Acta ha tenido durante la última época depende de la situación de cada país con respecto a la frontera Este-Oeste, más que de su adscripción a un bloque. La República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana, Hungría y Austria, Grecia y Yugoslavia, son, por ejemplo, países que han valorado positivamente los efectos que los compromisos de Helsinki han tenido sobre sus relaciones de vecinos y que han considerado especialmente ineludible la continuidad del proceso.

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Los 35 países que han participado en esta conferencia, han reconocido, no obstante, que la década de Helsinki ha permitido algunos avances concretos en el proceso de aproximación entre los bloques.

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