Sombras sobre la economía americana
Desde que la divisa de Estados Unidos alcanzó, el 26 de febrero último, su nivel más alto desde el verano de 1971, después de cuatro años de alza casi ininterrumpida, los mercados de cambios se muestran cada vez más nerviosos; el movimiento de baja iniciado esta semana ha sucedido a una recuperación que, como la salud del doctor Knock, inquieta mucho a los operadores.Hay pocas razones, pensaba la mayoría de los observadores, para que desaparezcan los motores más importantes de la fuerza del dólar. En tanto que los inversores extranjeros encuentren en las colocaciones americanas una ventaja en la tasa de interés y que Estados Unidos del presidente Reagan aparezca como el país más atrayente para los poseedores de capitales, estos últimos continuarán afluyendo allí, equilibrando la influencia negativa ejercida por un considerable déficit de la balanza de pagos.
El año pasado y durante los primeros meses de 1985, los bancos americanos han dejado de ser prestamistas netos en el mercado internacional y se han convertido, como las grandes empresas de EE UU, en fuertemente deudores. (...)
Muchos otros factores contribuyen a acrecentar la inestabilidad. Basta citar un solo caso, ligado a la baja del precio del petróleo, como Arabia Saudí, el más grande poseedor de títulos americanos del mundo, un país gravemente deficitario. (...) En cuanto al principal motor de la expansión americana, a saber, un formidable aumento de los gastos de consumo desde principios de 1983, ya se ha distendido seriamente, mientras que la inversión y la construcción entran en una fase de disminución. Los beneficios bajan. Una menor recaudación de los ingresos fiscales sería mal acogida en un momento en que el enorme déficit presupuestario se lleva una parte excesiva del ahorro nacional y extranjero.
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