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Las organizaciones islámicas reunidas en Damasco piden el fin del Estado confesional de Líbano

Los principales dirigentes de las organizaciones políticas y militares islámicas libanesas, shiíes, suníes y drusos, reunidos en Damasco por invitación del Gobierno de Siria, concluyeron ayer su cumbre de 48 horas, cuyo resultado fue resumido en un comunicado en el que se exhorta a las reformas políticas de la Constitución de Líbano, en la línea de la desconfesionalización, al desarme de las distintas milicias y al fortalecimiento de la seguridad libanesa mediante un plan específico. Los asistentes reafirmaron su voluntad de relanzar el proceso de concordia nacional para reunificar Líbano y fortalecer el Estado.

Las reformas constitucionales se orientarán a poner coto a su actual carácter confesional, en el cual las organizaciones musulmanas sitúan buena parte de los problemas libaneses.Rachid Karame, primer minis tro libanés, anunció que "la ela boración de una nueva Constitu ción que ponga término definiti vamente al régimen confesional" es uno de los acuerdos alcanzados en la cumbre de Damasco, en cuya preparación el régimen del presidente sirio, Háfed el Asad ha jugado un papel primordial ,informa desde Beirut la agencia France Presse. Abdel Jalim Haadam, vicepresidente sirio, se incorporó a las reuniones y conversó repetidas veces con los asistentes.

Del mismo modo, los reuní dos, según el primer ministro li banés, Rachid Karame, mostra ron el deseo de restablecer la seguridad en Líbano, confiando la custodia de Beirut oeste, la zona actualmente más conflictiva, a unidades especiales del Ejército regular libanés, bajo el mando del primer ministro y del ministro de Defensa del Gobierno de Líbano.

Las resoluciones de la reunión islámica de Damasco encontraron un eco favorable entre las filas de los cristianos maronitas de Líbano, comunidad a la que pertenece el presidente libanés Amín Gemayel. "La comunidad cristiana acepta la reanudación de las discusiones sobre reformas constitucionales", declaró Gemayel ayer, al tiempo que se anunciaba en Beirut la creación de un comité ampliado, en el que estarán representadas las diferentes comunidades y partidos políticos, para discutir las reformas del texto constitucional.

El primer ministro Rachid Karame hizo hincapié en la cuestión del desarme de las principales milicias que operan en Líbano y subrayó que no habrá paz mientras el Estado libanés no se vea fortalecido por la unificación de la seguridad en manos estatales.

Karame, que leyó el comunicado final de la reunión, anunció un "acuerdo de voluntad política común de unidad y acuerdo nacionales", que se hará, se gún dijo, "sobre la base de la resistencia nacional contra la ocupación israelí; la igualdad de todos los libaneses; y con el establecimiento de un sistema democrático en el que todos los grupos participen verdaderamente en la dirección de los asuntos del país".

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Karame dijo también que los objetivos prioritarios a partir de ahora serán "la reunificación del Estado, la elaboración de una nueva Constitución que respete a todas las comunidades religiosas presentes en Líbano -pero que implique una evolución del confesionalismo actual-, la reconstruccion del Ejército y la implantación de un plan global que unifique la seguridad".

Este plan comenzará por el sector occidental de Beirut, bajo control musulmán, que incluye el aeropuerto internacional beirutí y los campamentos palestinos, que han sido recientemente escenario de duros enfrentamientos. El plan prevé la entrega de todas las armas de las milicias".

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