Francia busca el apoyo español para la construcción de Europa
La declaración conjunta hispano-francesa firmada ayer responde no sólo a los esfuerzos de los dos países por evitar crispaciones en sus relaciones bilaterales, sino también a la voluntad francesa de impulsar la construcción de Europa desde todos los puntos de vista: político, social, económico y de seguridad. Fuentes diplomáticas parisienses insistieron en que la institucionalización de los encuentros entre los dos países coloca a España en un plano de igualdad con el Reino Unido e Italia, con los que Francia mantiene cumbres periódicas.
Las mismas fuentes hicieron, sin embargo, una neta distinción con el caso de la República Federal de Alemania (RFA), con la que existe un trato específico -y no una declaración- y con la que París desea mantener relaciones muy singulares que se concretan en reuniones de periodicidad semestral. El presidente francés, François Mitterrand, ha otorgado siempre una especial atención a los problemas europeos. La reciente decisión de Washington de poner en marcha la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) o guerra de las galaxias ha sido el último detonante que ha llevado al Gobierno francés a volcar su política exterior en el reforzamiento europeo. Condición para avanzar en ese camino era la ampliación de la Comunidad Económica Europea con el acceso de España y Portugal. Cerrado felizmente ese capítulo, Mitterrand ha querido acentuar el papel jugado por su Gobierno. París solicitó que la primera visita a un país extranjero de los Reyes de España tras la firma del tratado de adhesión fuera a Francia. De hecho, el viaje de don Juan Carlos y doña Sofia se tuvo que preparar en un plazo inhabitualmente breve.Francia se presenta así no sólo como adalid de la construcción de Europa, sino también y más concretamente como el padrino de la ampliación. De ahí la gran importancia que ha dado el Elíseo -y todos los medios de comunicación franceses- a esta visita. París necesitaba normalizar sus relaciones con España, convertida en un socio, y proyectar al exterior la imagen de una Europa occidental completa. Los proyectos europeos de Mitterrand sólo son posibles a partir de esas dos premisas.
Política de seguridad
No es tampoco una casualidad que el impulso de la idea de la unidad europea coincida con un cambio radical en la política de seguridad del Partido Socialista francés, decidido actualmente a extender paraguas de la disuasión nuclear a la RFA. El reforzamiento de Europa occidental pasa por una política de seguridad común. Precisamente uno de los argumentos de París contra la participación europea en la SDI norteamericana el que bloquearía las posibilidades de desarrollo de esa incipiente política. Para atajar esa eventual degradación, Mitterrand (que por una vez cuenta con el pleno respaldo de la oposición) ha lanzado el proyecto Eurcka, para la creación de una Europa tecnológica. Formalmente, el plan francés es de índole puramente civil, pero es indudable que los sectores elegidos (nuevos materiales, grandes ordenadores, rayo láser, fibras ópticas, etcétera) tienen una inmediata aplicación militar.
El proyecto Eureka ha logrado despertar la atención de, otros países comunitarios y, aunque aún se encuentra en un estado embrionario, parece afirmarse sólidamente. París busca afanosamente todos los apoyos posibles y entre ellos el de España. El recién nombrado ministro español de Industria, Joan Majó, ha anunciado ya su participación en la reunión que se desarrollará el próximo día 17 en París para discutir los proyectos concretos de cooperación técnica. El caso español resulta especialmente interesante a los ojos de París, porque España teóricamente es el único país, junto con Francia, que es miembro de la Alianza Atlántica pero que no forma parte de la organización militar integrada. En el caso de Francia la no pertenencia está más marcada que en el caso español, porque su ministro de Defensa no asiste nunca a las reuñiones de la OTAN, mientras que Narcís Serra se ha convertido en un habitual de los encuentros de Bruselas. Francia espera que el Gobierno español apoye su tesis ,sobre la defensa europea, y más concretamente que participe en los esfuerzos por crear una industria armamentista continental, en la que las empresas francesas tendrán siempre su parte de león.
Dentro de este contexto, el apartado quinto de la declaración común, "cooperación en materia de seguridad", en el que se estipula la creación de un grupo de estudios estratégicos cobra especial importancia.
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