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Dos grupos reivindican los atentados a las compañías aéreas británica y jordana

Las reivindicaciones, el miércoles, en Beirut, por Septiembre Negro y la Organización Revolucionaria de los Musulmanes Socialistas, de sendos atentados perpetrados el lunes pasado contra dos oficinas de líneas aéreas en Madrid son dignas de crédito, en opinión de fuentes diplomáticas. Aunque parece probable que las acciones violentas fueron perpetradas por dos grupos formalmente diferentes, es, sin embargo, verosímil que hayan coordinado su actuación.

Septiembre Negro se ha hecho célebre en los últimos seis meses por sus ataques contra palestinos moderados fieles a Yasir Arafat e intereses jordanos como las oficinas de la compañía aérea jordana Alia, que en Madrid fue tiroteada, mientras los Musulmanes Socialistas se caracterizan desde marzo de 1984 por sus atentados contra ciudadanos y bienes británicos, entre los que podría perfectamente enmarcarse la colocación de la bomba en el local de British Airways en la Gran Vía madrileña.Este último grupo parece tener, además, cierta fobia antiespañola puesta de relieve el pasado 27 de septiembre, con la publicación de un comunicado en Beirut en el que anunció "al mundo islámico y árabe su decisión de actuar contra los centros de vacaciones y diversión frecuentados por ciudadanos árabes e islámicos en Europa occidental y especialmente en el Reino Unido y España".

La elección de la Península Ibérica y del Reino Unido fue explicada entonces porque "los regímenes de ambos países no ocultan su enemistad hacia los árabes y musulmanes ( ... ) y han unido su política a los planes imperialistas norteamericanos y al movimiento sionista", una acusación sorprendente al estar dirigida contra un Estado, el español, que no mantiene relaciones diplomáticas con Israel.

La coincidencia en el tiempo y, más aún, la entrega en Beirut el miércoles en la delegación de una agencia de Prensa anglosajona por un mismo mensajero de ambos comunicados de reivindicación, inducen a sospechar que los movimientos clandestinos coordinaron su acción violenta en Madrid, con tanta mayor razón como que ambos están, casi con certeza, integrados por palestinos opuestos a la política de compromisos de Arafat.

Es, sin embargo, probable que, como ya ocurrió con los textos escritos a mano en los que la organización Jihad Islámica (Guerra Santa Islámica, de inspiración shií) asumió la responsabilidad de otros atentados, la seguridad estatal libanesa se moleste ahora en recoger las dos cuartillas escritas a máquina.

La misiva de Septiembre Negro, fechada en Roma el 1 de julio, justifica su ametrallamiento de Alia como un eslabón de la batalla "para derrocar al régimen vendido de Jordania", mientras los Musulmanes Socialistas aseguran, por su parte, que la bomba estaba destinada no sólo a la British Airways, sino también de rebote a la TWA norteamericana, y constituye una réplica a la "jactancia de la criminal fascista Margaret Thatcher y a la arrogancia del criminal fascista Reagan".

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Puestos a reivindicar, este último grupo se apuntó de paso, con meses de retraso, la voladura del restaurante madrileño El Descanso, al tiempo que expresó su "solidaridad con el IRA irlandés y los vascos de ETA", para, sin duda, suscitar más confusión sobre sus propósitos.

El mismo día en que tuvo lugar la operación en Madrid, un grupo desconocido y probablemente inexistente, la Organización de los Oprimidos, se declaró por teléfono en Beirut autor de la destrucción de la oficina de la TWA, relacionándola con el prolongado secuestro de los rehenes norteamericanos en la capital libanesa.

Pero esta reivindicación, con connotaciones supuestamente shiíes -la palabra oprimido forma parte del vocabulario de esta rama minoritaria del Islam-, fue considerada escasamente creíble, porque, entre otros motivos, para "hacer saltar por los aires" la delegación de la línea aérea norteamericana -su principal objetivo- no se introduce la carga explosiva en la de la compañía británica.

Atentados 'limpios'

Los Musulmanes,Socialistas, generalmente algo lentos a la hora de asumir la responsabilidad de sus acciones, sólo habían llevado a cabo hasta ahora atentados antibritánicos limpios, es decir, en los que ninguna persona, excepto la que constituía su blanco, resultó muerta o herida. La voladura de Madrid, en la que hubo que lamentar un muerto y 26 heridos, es, aparentemente, una primera excepción.Su primera hazaña se remonta a marzo de 1984, cuando asesinaron en Atenas a Kenneth Whitny, director adjunto del British Council (centro cultural británico), y ocho meses después se manifestaron en Bombay "ejecutando" a Percy Norris, alto comisario adjunto británico.

En marzo pasado secuestraron a la salida de Beirut a Alec Collett, un ex periodista británico de 63 años de edad contratado por la UNRWA (agencia de la ONU para los refugiados palestinos), al que acusaron de trabajar para los servicios secretos de su país, de EE UU e Israel, al tiempo que pedían la liberación por Londres de mujahedin (combatientes) encarcelados en el Reino Unido. Mientras la Embajada británica en Beirut dio a entender que el único reproche contra Collett podía ser, además de su nacionalidad, el sello de entrada en Israel estampado en uno de sus dos pasaportes, el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, se decidió tras este apresamiento a reducir drásticamente su personal destacado en Líbano.

Vinculaciones con Abu-Nidal

Musulmanes Socialistas y Septiembre Negro

Su primer gran golpe fue el asesinato en Amman, en diciembre de 1984, de Fahd Kawasmeh, un miembro del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, y también estuvo a punto de dar muerte a finales de enero en Londres a dos responsables palestinos moderados, pero Scotland Yard abortó el atentado deteniendo a cuatro de los ocho miembros del comando, que tras ser interrogados fueron expulsados a Siria, país con cuyo pasaporte viajaban. El Periódico británico The Observer aseguró entonces que habían confesado a la policía pertenecer al Frente Popular para la Liberación de Palestina, mando general, capitaneado por Ahmed Jibril, un palestino extremista a sueldo de Libia, pero cuyo cuartel general, como el de todos los grupos palestinos, se encuentra en Damasco. Scotland Yard precisó que sólo uno de los apresados estaba afiliado a este frente, mientras los demás detenidos podían tener vinculaciones con Abu Nidal.

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