_
_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La polémica en torno a Dalí

El enviado especial para informar sobre un juicio no tiene que ser rigurosamente imparcial; lo importante es que lo sea el juez. Me refiero a lo publicado en ese diario (28 de junio de 1985, página 28) a propósito de la demanda sobre difamación presentada por Robert Deschanes ante el tribunal de Nanterre contra François Mattei, periodista de Journal du Dimanche, por un artículo relacionado con la actual situación de Salvador Dalí.Por presentarse una mayoría de testigos españoles por ambas partes, el asunto ha despertado interés aquí y allá. No estoy de acuerdo con el resumen que la enviada especial de ese diario hace de mi deposición, pues si es cierto que Gala y Dalí se ocupaban de sus cuestiones económicas, es público y notorio que desde años atrás lo hacían por intermedio de secretarios que han hecho correr mucha tinta. No opiné sobre el acierto de la gestión de los interesados y los secretarios, puesto que no era objeto del juicio. Testimonié sobre otros extremos que creo importantes y, como el resto de los testigos de la defensa de Mattei, dije que no había visto a Dalí desde que fue sometido a férrea e impenetrable vigilancia.

Al ser preguntado desde cuándo no veía a Dalí, olvidé (creo que se califica de acto fallido) aquella fantasmal aparición del 27 de mayo de 1984, tras los vidrios no limpios de una ventana que daba al patio del castillo de Púbol, con luz situada detrás de él y un gorro encasquetado que le hacía irreconocible. Por fortuna, J. J. Tharrats lo recordó y expuso. A la enviada especial de EL PAIS, a quien sólo conocía de nombre hasta que se presentó como tal a nosotros, la creímos testigo de la parte contraria, por cuanto la vimos junto a Robert Descharnes y su cortejo. Que manifieste mi desacuerdo con el tono de la crónica a nadie de quienes estén enterados de la polémica en torno a Dalí puede extrañar; es sabida la postura de la corresponsal en uso de su derecho. Personalmente me parece de muy superior interés periodístico el interrogatorio a que el magistrado de Nanterre sometió a los testigos presentados por Descharnes, a quienes ni siquiera nombra la corresponsal. Que nosotros -los testigos de la defensa- reconociéramos unánimemente que, aunque todos pusiéramos en duda que Descharnes fuese auténtico experto en la obra de Dalí, reconociéramos que no hubiese otro por el momento que pudiera ocupar su lugar, por mi parte, lo niego. Lo mismo harán los demás. Si usted, señor director, me concediera ocasión y espacio en las columnas de su periódico, sería amplio y explícito al respecto.

Verdad es que el juicio fue celebrado con diligencia y prisa: a causa de esas prisas no me dio ocasión el magistrado a citar un párrafo del libro de Descharnes que figuraba entre mis papeles, que a mi entender le descalificaba como experto. Lo traduzco de la edición francesa: "El nuevo marqués de Púbol (...) entra en un período por lo menos tan importante como su período surrealista; actualmente todo es directo, crudo, sin esquivar nada; jamás se ha mostrado tan auténtico..." De concederme ese espacio en sus páginas sobre lo que, como conocedor probado de la obra de Dalí, pienso de los cuadros de ese período que se le atribuyen, me expresaré con claridad.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

En resumen, Robert Descharnes de acusador se convirtió en acusado. Escribo el domingo 30 de junio. Para apreciar sí la testificación de los comparecientes queda o no imparcialmente reflejada en la crónica de la enviada especial, me remito al fallo que se dicte.-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_