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Emilio Botín, Claudio Boada, Rafael Termes y Carlos March piden más beneficios fiscales para la inversión

Joaquín Estefanía

"Se debería llegar a un tratamiento fiscal totalmente exonerante en el impuesto sobre sociedades de todas las cantidades que cualquier empresa destina a reservas. Asimismo, también se debería exonerar del impuesto sobre la renta de las personas físicas todas las cantidades destinadas a inversión y riesgo. La mejor manera de aumentar la inversión en España es dotar de verdaderos privilegios fiscales todo el dinero destinado a inversión". Con esta petición, Rafael Termes, presidente de la Asociación Española de Banca privada (AEB), resumía lo que antes habían expresado otros banqueros como Emilio Botín, Claudio Boada y Carlos March.

Estas afirmaciones del presidente de la patronal bancaria se producían en la primera jornada del curso de periodismo económico que ayer comenzó a celebrarse en Santander, organizado por la Agrupación de Periodistas de Información Económica (APIE) y el Banco de Santander, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Bajo el interrogante de ¿Quién invierte en España?, ayer pasó turno el sector bancario.Abrió fuego en la presentación el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, quien expresó su deseo de que, además de la inversión extranjera, se hubiera empezado a producir un proceso de inversión interior. Para Botín -en una línea que fue seguida luego por el resto de los banqueros presentes- la inversión privada afluirá en España cuando se dé un tratamiento muy generoso a las plusvalías. "El Estado no perdería nada con ello", dijo el último representante de una generación pura de banqueros españoles.

Claudio Boada, flamante presidente del tercer banco del país, el Hispano Americano, desde hace menos de un semestre, siguió con el mismo tono explicando además el callejón sin salida en el que "algunos" introducen a la banca. "Según algunos", dijo Boada, "si la banca no invierte, es insolidaria; pero si invierte se le acusa de acumular a su poder económico el poder industrial". Así es como nace el mito de una banca oligopolística y todopoderosa.

La psicología de la inversión

Carlos March, presidente del Grupo March, hizo una intervención muy polémica. Según el nieto de Juan March, el fundador del imperio March, en España se dan las condiciones objetivas para la inversión (buen nivel de inflación, buena situación del sector exterior y aumento del excedente empresarial). El quid de la cuestión de quién invierte en España hay que encontrarlo en las cuestiones psicológicas, subjetivas, que los socialistas no han logrado, como tampoco lo hicieron los distintos Gobiernos centristas. El paradigma más claro de ese clima psicológico necesario para la inversión es el conseguido por Ronald Reagan, que ha logrado que las pequeñas y medianas empresas recojan el testigo abandonado por las grandes sociedades que, en los últimos 25 años, perdieron un 10% de sus plantillas. Hay que recordar el dato de que en 1984, en Estados Unidos, se generaron más empleos que en el conjunto de los países de la CEE en los últimos 10 años.Carlos March hizo una alabanza, casi apasionada, de la política económica del Gobierno. El único pero lo puso en una presión fiscal individual (tanto sobre la renta como sobre las plusvalías) "extraordinariamente elevada". March dijo por último que el gran cáncer de España es el miedo a la libertad que expresan con sus actos tanto los empresarios como los sindicalistas, incluyendo al Gobierno.

Rafael Termes, presidente de la AEB perseveró, con la rotundidad habitual de sus datos, en el mismo discurso que sus antecesores en el uso de la palabra. Termes desarrolló el argumento del aumento del ahorro nacional privado en el último año, en relación al producto interior bruto. "Aunque en 1984 ese ahorro ha crecido, todavía no ha alcanzado los niveles que tenía en España antes de la primera crisis del petróleo de 1974. Todavía nos hallamos por debajo de lo que era habitual en este país".

Para el representante orgánico de la banca a las entidades financieras les corresponde ahora una labor de asesoramiento a las pequeñas y medianas empresas.

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