El estilo
De cuando en cuando los urdidores de la política socialista demuestran conservar aquellas intuiciones geniales que animaron el cotarro español durante los primeros años posconstituyentes. Partía la derecha a la cruzada antiaudiovisual, les unos contra el especial sentido mariano de Jean-Luc Godard y los otros contra el especial sentido histórico de José María Calviño y Enric Sopena, dos duros fajadores, y de pronto Felipe González convierte la cruzada en noticia de página par por el procedimiento de sacarse la remodelación ministerial del baúl de los disfraces. Ni la amenaza de Fraga de desconstitucionalizarse ha podido impedir que la atención del país esté pendiente del alcance y estilo de la primera remodelación socialista de la era felipina.Alcance y estilo. Es decir, quiénes serán los cesados y cómo. Franco les enviaba el motorista de la muerte política, que jamás se quedó para recoger la respuesta, y de Suárez nunca se supo a ciencia cierta si cesaba a sus ministros o se le iban, como tampoco se sabía quién no era ministro en UCD, porque los que no tenían el título usaban las maneras y enseñaban constantemente la ambición de serlo. La remodelación socialista se interpreta como un signo preelectoral, y lo sería si afecta a ministros muy determinantes en la etapa que ahora termina. Pero si González se limita a prescindir de ministros de segunda fila, la remodelación tendrá el carácter de simple maniobra de entretenimiento, de ejercicio del supremo poder de cambiar porque sí.
En cuanto al estilo, es lo que mas me interesa. No creo que mi columna pueda influir en las maneras del poder. Pero yo aconsejaría prescindir del motorista, aunque sea de la UGT, y recurrir al cese coloquial, con un Cohiba por delante y una pequeña dosis de nostalgia sobre el camino recorrido en común. Presiento que los ministros cesados esperarán destinos compensatorios, no de sus ganancias materiales, pero sí de su prestigio histórico social. No le queda al PSOE el recurso de meter a sus ex ministros en consejos de administración más o menos privados, pero sí el de promocionarlos hacia esa nueva frontera del año 1992. Europa. El universo. La galaxia.
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