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Tribuna:'Domingo negro' en el tráfico aéreo mundial
Tribuna
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Indicios de sabotaje

Los escasos, aunque significativos, indicios con que se cuenta hasta el momento apuntan fuertemente a la posibilidad de una explosión catastrófica a bordo del Boeing 747 de Air India, caído al mar ayer al suroeste de Irlanda. El que los restos hayan aparecido enormemente fragmentados en un área de ocho kilómetros cuadrados, y que la respuesta del radar de la aeronave desapareciera súbitamente de las pantallas del control del aeropuerto de Sharmon, indica con bastante nitidez que el avión estalló en vuelo, lo que permite descartar otro tipo de causas.Las razones por las cuales un avión de tal envergadura y peso ( unas 400 toneladas) puede destruirse en vuelo de crucero son básicamente tres. Y en las tres previsibles causas de esta catástrofe, de forma muy aclaratoria, influiría el hecho mencionado de que la imagen desapareciera tan rápidamente de las pantallas de radar.

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El fallo estructural por fatiga de material, la primera de las hipótesis explicativas, es un acontecimiento prácticamente erradicado hoy de la industria aeronáutica. Quedan muy atrás los accidentes por destrucción en vuelo, sufridos por los primeros Comets británicos. Una violenta explosión accidental a bordo debería ser precedida por algún suceso que la provocara; por ejemplo, un incendio no controlado. Pero, aunque tales sucesos fuesen posibles, deberían tener ciertas características que no concurren en este caso. La disgregación debería ser tan total que el suministro de energía eléctrica al transponder -aparato que envía a tierra la señal amplificada del radar- quedara interrumpido inmediatamente. Lo mismo ocurrirría con los emisores de radio, a través de los cuales no se transmitió ninguna llamada de emergencia. Las únicas señales recibidas fueron las procedentes de los Emergency Locator Transmiters, ELT, radio-localizadores de emergencia que se activaron automáticamente en el momento del impacto del Boeing sobre el agua. Por otra parte, el avión volaba a casi 10 kilómetros de altura, lo que hubiera dado tiempo, aún durante los peores incidentes, a que los tripulantes los revelaran por radio.

La segunda posibilidad, también improbable, es la de fallo estructural de componentes vitales de la nave, causado por una gran turbulencia de origen atmosférico. El avión volaba en cielo despejado en un área libre de acontecimientos meteorológicos de importancia. Había un viento del Noroeste de poca intensidad. Muy al Suroeste quedaba una zona atravesada por un jet stream -corriente de chorro- de unos 250 kilómetros por hora de intensidad, donde podría registrarse con alguna severidad el fenómeno conocido como turbulencia de aire claro.

No debería descartarse que, incluso sin haber sido pronosticada, hubiera turbulencia de aire claro, pero ni ésta parece haber sido notificada por ningún avión precedente, ni debería ser la causa de una destrucción tan definitiva. Y aunque lo fuera, probablemente la rotura o separación en vuelo de alguna superficie aerodinámica no hubiera producido instantáneamente el corte del suministro eléctrico al transponder, y los controladores hubieran tardado más en perder la imagen del avión de sus pantallas. Quizá la tripulación pudo haber transmitido por el dispositivo mencionado la clave mundial de emergencia o bien emitir algún mensaje de socorro. No es absolutamente imposible que se produzca la desintegración total de un reactor por turbulencia extrema, pero la tecnología actual permite descartarlo.

¿Explosión a bordo?

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Finalmente, la causa puede haber sido la explosión a bordo de un artefacto muy potente, sin que hubiera un secuestrador dentro del avión. En este caso, la tripulación habría activado la señal secreta que anuncia un secuestro aéreo. Si hubiera hecho explosión una bomba de gran potencia en el Boeing 747 de Air India, habría ocurrido exactamente todo lo que ocurrió. El avión se desintegraría en vuelo.La descompresión explosiva a gran altitud y a alta velocidad produciría su disgregación en innumerables partes. La caída de los restos desde más de 30.000 pies de altura los esparciría sobre un área muy amplia. Los efectos de la súbita falta de presión, oxígeno y corriente eléctrica, impedirían todo tipo de comunicación voluntaria o automática. Lamentablemente, aún es posible introducir una bomba en la bodega de un avión.

Raúl Tori es experto en seguridad aérea y comandante piloto de transporte de líneas aéreas.

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