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Iberduero estudia la compra a Unión-Fenosa de la totalidad de su participación en Almaraz

Iberduero y Unión-Fenosa están estudiando la posibilidad de ampliar los compromisos de intercambios de activos acordados el pasado diciembre con el Ministerio de Industria y Energía por medio de la toma por la empresa bilbaína de la totalidad de la participación que Unión-Fenosa tiene en la central nuclear extremeña de Almaraz (un tercio de sus 2.000 megavatios). Esta eventualidad, en la que Iberduero podría ser sustituida por otra empresa ya participante en la central, ha surgido en los últimos días de negociaciones entre los presidentes de ambas empresas, una vez que fuera descartada, en principio, una operación similar en la central nuclear de Trillo (Guadalajara).

La posible venta a Iberduero, o Sevillana de Electricidad, de un tercio más de lo originalmente previsto en Almaraz permitiría, según algunas interpretaciones, desbloquear el punto muerto al que se ha llegado en las conversaciones sobre la materialización económica de los acuerdos sobre intercambios de activos. Estas conversaciones se han centrado, en las dos últimas semanas, entre Manuel Gómez de Pablos, presidente de Iberduero, y Julián Trincado, presidente de Unión-Fenosa, a raíz de los diferentes puntos de vista que ambas empresas mantienen en cuanto a las valoraciones de las instalaciones a intercambiar.Aunque las posiciones se han acercado "muchísirno" en las dos últimas semanas de intensas conversacioneas, en palabras de fuentes seguras, "resulta muy difícil, por no decir imposible, acercar los criterios de valoración entre las dos empresas, sin incluir en las consideraciones finales otros elementos imaginativos". Algunas de estas soluciones imaginativas habrían podido surgir del propio Ministerio de Industria y Energía, que opinaría que el intercambio de activos decidido en diciembre quizá resulte, por sí sólo, insuficiente para reequilibrar el sector y a cada una de sus empresas.

Las diferencias entre Unión-Fenosa e Iberduero sobre el intercambio de activos se centran en los criterios de valoración de las instalaciones que la primera compañía vende a la segunda y que, según el esquema aprobado en diciembre, incluye 310 megavatios de Almaraz (un sexto de la central) y 470 megavatios de Trillo, aportados por Unión-Fenosa (35%, de los 1.000 de la central) y 10% por Endesa. Las distintas valoraciones que estas dos sociedades hacen de las instalaciones, fundamentalmente las nucleares, dificulta el acuerdo.

Para romper el punto muerto negociador, el conjunto de empresas eléctricas decidió acudir a los servicios de un mediador que tratara de acercar posiciones mediante la formulación de unos criterios objetivos para la valoración de los activos. Esta formulación fue realizada por Pedro Rivero, director ejecutivo de Unidad Eléctrica (Unesa), cuyo informe, partiendo del punto de que no sólo se intercambiaban activos sino, hasta cierto punto, "partes de empresas" (el denominado good-will), permitió acercar las posiciones, pero no eliminar todas las trabas.

El factor mercado

Asimismo, la inclusión de mercados dentro de los paquetes de intercambio también supuso una posibilidad de acercamiento en las negociaciones, al involucrar elementos subjetivos adicionales en la valoración. Pero, al mismo tiempo, introdujo una nueva dificultad ya que ambas empresas tienden a valorar los mercados susceptibles de permuta (Ávila, Segovia, sur de Madrid) en cantidades muy distintas.En estos momentos, y según fuentes informadas, las diferencias entre Iberduero y Unión-Fenosa por todos los conceptos no superan los 19.000 millones de pesetas, dentro de una operación financiera bilateral de algo menos de 200.000 millones de pesetas. Pese a la escasa importancia relativa de esta cantidad, dentro de la magnitud global de los intercambios (600.000 millones, para todo el sector) existen dificultades intrínsecas para acercar posiciones.

En este punto, y según estiman algunas fuentes, habría surgido la posibilidad, aderezada por los últimos datos económicos disponibles sobre las empresas, vía auditorías, de ampliar el abánico y tamaño de los activos a intercambiar, probablemente con la venta por Unión-Fenosa de los 310 megavatios que se reservaba en Almaraz. El problema se centra aquí en encontrar a la empresa llamada a adquirir este activo, dada la aparente resistencia de Iberduero a la operación y del derecho de tanteo que tienen los actuales socios de la central, Hidrola y Sevillana, derecho que, ante el buen funcionamiento de la instalación, podría ser ejercido por alguna de las dos sociedades.

En cualquier caso, cualquier ampliación de los acuerdos alcanzados el pasado diciembre introduciría elementos adicionales de incertidumbre en la negociación que, según estiman fuentes consultadas, podría prolongarse más allá de la fecha prevista para el cierre de las negociaciones, es decir el próximo 30 de junio. El problema se ve incrementado con las gestiones que realizan los responsables del Ministerio de Industria para formular las compensaciones eléctricas para 1985, cuya cuantificación pueden trastocar algunos de los presupuestos en los que se basan los intercambios previstos.

Un último elemento de incertidumbre se ha venido a sumar al proceso en la última semana, según estiman medios del sector. Se trata de la eventualidad de una crisis ministerial, con un hipotético cambio en la cúspide de Industria, que incrementaría aún más la incertidumbre sobre el futuro de la política actual para la reordenación del sector eléctrico.

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