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Reportaje:

San Fermín, una isla involuntaria

Las obras en la carretera de Andalucía dejan incomunicadas a 15.000 personas

Amelia Castilla

AMELIA CASTILLA, El barrio de San Fermín, donde residen alrededor de 15.000 personas, se ha convertido en una isla urbana. El único acceso peatonal del barrio a la carretera de Andalucía permanece cortado desde hace 15 días con motivo de las obras del Nudo Sur. Los vecinos, que se ven obligados a traspasar una barrera de excavadoras y de tierra removida para salir del barrio, están dispuestos a tomar medidas de presión si no se construyen accesos.

A golpe de calcetín, los vecinos de San Fermín han construido una escalera natural en los casi dos metros de desnivel de terreno que existen en lo que era la prolongación de la calle de Antonio López, zona de paso obligado de los peatones para salir del barrio. En unos días, las excavadoras y las palas han modificado totalmente el paisaje. El asfalto se ha convertido en tierra removida. y ha crecido un puente prefabricado de hormigón, que en el futuro permitirá a los automóviles que lleguen a Madrid por la Nacional IV pasar directamente a la autovía de circunvalación M-30. Los conductores del barrio se ven obligados también a retroceder un buen trecho para buscar una salida hacia el centro de la ciudad. El acceso habitual de entrada y salida, la calle de San Máximo, está cortado por obras.El barrio, ubicado paralamente a la carretera de Andalucía, frente a la ciudad sanitaria Primero de Octubre, apenas es visible desde la carretera de Andalucía, puesto que está situado tras una hilera de fábricas. Carlos Hernández San Pedro, de 41 años, vecino de San Fermín desde hace 16 años, atraviesa a pie lo que él define como "un camino de cabras" cuatro veces al día, para salir a la carrera de Andalucía y tomar un autobús que lo transporta hasta la glorieta de Atocha. Con el mismo problema se enfrentan las personas que acuden a diario al Primero de Octubre para visitar a algún enfermo y los cientos de niños del barrio que estudian en los colegios de EGB. de Almendrales, Orcasitas o Villaverde.

"¡Esto es una vergüeriza", exclaman los vecinos al percatarse de la presencia de periodistas. "Saquen, saquen fotos, que se vea que estamos aislados", reclama un padre de familia que ha acudido al camino para recoger a su hija a la vuelta del colegio para "evitar que sea asaltada por algún gamberro". Los vecinos, que ya saltaron a la carretera cuando empezaron las obras, están dispuestos a apoyar masivamente las medidas de presión que convoque la asociación de vecinos si las gestiones realizadas hasta ahora no dan resultado práctico.

Subsanar los errores

"Las obras del paso de peatones se tienen que empezar ya", afirma Rafael Sampere, miembro de la junta directiva de la asociación. "El Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo, responsable y ejecutor de las obras, se olvidó de nosotros, y ahora debe subsanar su error", añade.

Las palabras de Sempere, a quien en el barrio se le conoce con los apodos de El Dandy y El Párroco, son corroboradas por un vecino que se acerca a él y le pregunta: "¿Qué, cuándo tenemos que salir a que nos den dos palos? ¿Le habéis comido ya el coco a la gente para que se conciencie?".

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San Fermín es una isla urbana limitada a la izquierda por el río Manzanares, a la derecha por la carretera de Andalucía, al Sur por la carretera de San Martín de la Vega, y al Norte por el trazado del Nudo Sur y la M-30. La mayor parte de las calles está sin asfaltar, y las pocas que lo están han sido financiadas por los propios vecinos. Los más jóvenes se quejan porque allí no hay ni cines ni discotecas. "Lo único que tenemos son bares a manta y un polideportivo", afirman. Por no haber no hay ni buzones. Una estafeta ambulante de Correos acude a diario, de 2.00 a 2.30, y recoge las cartas urgentes y los telegramas.

San Fermín, una isla involuntaria

Las primeras casas del barrio, unos chalecitos con un pequeño jardín, fueron construidas como zona residencial, poco después de la guerra, por un arquitecto navarro que quiso honrar a su patrón bautizando la colonia con su nombre. Los vecinos continuaron posteriormente esa tradición y hoy existen la calle de la Estafeta y la avenida de los Fueros, y el equipo de fútbol del barrio luce los colores y el escudo del Osasuna.En 1957 comienzan a llegan al barrio nuevos colonos, que determinan la configuración social de la zona. Chabolistas que trabajaban como escayolistas, albañiles o electricistas en Legazpi son realojados por la Obra Sindical del Hogar en casas de ladrillo de un sola planta y en bloques con viviendas de 30 metros cuadrados. En esa época San Fermín era un pueblo vigilado por la Guardia Civil. Con el paso del tiempo el barrio se integró en la ciudad, encuadrado en el distrito de Mediodía.

Paso subterráneo

La poca calidad de las viviendas, en las que pronto aparecieron grietas, obligó a incluir a San Fermín en los planes de remodelación que afectan a 28 barrios de la periferia de Madrid. La primera fase ya está terminada, y más de 100 familias han sido trasladadas a dos torres de 13 pisos. El próximo mes de octubre se entregarán las primeras casas de la segunda fase, formada por bloques de cinco alturas.

Javier Prieto, presidente de la Junta de Distrito de Mediodía, reconoce que en la realización del proyecto de obras del Nudo Sur existió un olvido absoluto del barrio de San Fermín, que será subsanado de forma paralela a la realización de las obras.

"A veces", dice, "cuando se piensa en los coches, no se acuerda uno de los peatones, y en ese sentido existieron algunos fallos, que serán corregidos con la creación de un paso subterránero para sustituir al camino natural utilizado hasta ahora por los vecinos".

En el futuro, según el concejal, la entrada y salida de automóviles se realizará por la calle de Antonio López, tras prolongar el camino de Perales. Este nuevo acceso, que supondrá la construcción & unos 300 metros de carretera, se iniciará, según el concejal, inmediatamente. Gerencia de Urbanismo ya ha iniciado los trámites para expropiar los terrenos que hay que reconvertir en carretera.

"Lo único malo son los inconvenientes que tendrán que soportar hasta entonces los vecinos con motivo de las obras, pero eso sí que es inevitable", asegura.

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